Al enterarnos de la realidad del mundo espiritual y la amenaza que presenta para nosotros, los nuestros y nuestras posesiones, surge la interrogante: ¿Hay algo que pueda hacer para protegerme? Como hombres hay un instinto natural de estar alerta ante los posibles peligros que no acechan. Si transitamos por un camino solitario y tarde prestamos atención a los lugares donde alguien podría esconderse para sorprendernos. Si manejamos nos fijamos si un vehículo nos podría estar siguiendo, etc. Es algo que está en nuestros genes. El mundo espiritual no debe ser la excepción, pero ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo nos protegemos?
Muchas personas en nuestra cultura son supersticiosas. Tienen creencias producto de nuestra herencia cultural y religiosa, pero que no tienen base bíblica. Muchos piensan que si recitan cierta oración que contenga las palabras correctas, eso los protegerá de los ataques del mundo espiritual. Hay otros que mantienen la misma Biblia abierta en algún pasaje específico (usualmente un salmo), creyendo que esto también los protegerá. Otros usan objetos colocados en ciertas partes de la casa. Todo esto es el producto de la superstición y no proviene de ninguna enseñanza que el Señor Jesucristo dejara o sus apóstoles. Otras personas cruzan la línea de la desesperación y acuden al mismo enemigo para buscar protección. Algunos lo hacen a sabiendas de con quien se están involucrando, pero otros, no. Acuden a personas que les hacen "un trabajo" para protegerlos y no se dan cuenta que están adentrándose en las profundidades del mal.
El texto de hoy nos presenta a los hijos de un sacerdote judío llamado Esceva. Ellos escucharon a Pablo reprender espíritus inmundos "en el nombre de Jesús" e intentaron lo mismo. El espíritu les respondió que él sabía quién era Jesús y quién era Pablo, pero que a ellos no los conocía. Los atacó y pudo más que estos siete hombres. ¿Qué pasó? Que ellos pensaron que se trataba de decir alguna fórmula religiosa que contuviera las palabras correctas. Pero el asunto no es así.
¿Por qué Pablo pudo ser protegido? No por decir una que otra fórmula, sino porque tenía una RELACION con Dios el Padre a través de su hijo Jesucristo. Cuando tenemos una relación con Dios genuina y no solo de religión convencional, las Escrituras dicen lo siguiente: "el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:3)". También, El mismo Señor Jesús dice en Juan 10:29: "Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre". Es decir, lo que nos protege de los ataques del enemigo de nuestra alma es haber sido trasladados al reino de Dios, haber entablado una relación personal con El. Pero esta relación no es bajo nuestros términos, sino bajo los de Dios. ¿Puedes tú decir con toda seguridad que "has sido trasladado al reino de su amado hijo"? Porque si no, hay malas noticias: eres más vulnerable ante sus ataques, estás desprotegido.
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A la orilla del lago
SpiritualEsta es una colección de meditaciones, reflexiones, cuestionamientos, preguntas, que han sido escritas como parte de mi experiencia personal con Dios. Ellas reflejan momentos de crecimiento y de fracasos, de gozo y de tristeza, de éxtasis y depresió...