¿Un concepto o una persona?

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¿Un concepto o una persona?

(Leer Ezequiel 28:14-19 y Mateo 4:1-11)

Una opinión muy común entre la gente es que el personaje popularmente llamado “el diablo” no es una persona como tal. Algunos piensan que “el diablo” habita en cada uno de nosotros y que es todo lo malo que somos capaces de hacer. Así que, según este punto de vista, no sería una persona, sino un concepto que en los tiempos antiguos, a causa de la superstición de los pueblos, se percibía como una persona.

En los asuntos espirituales la Biblia es nuestra fuente de información más confiable. En ella no se presenta como un concepto. Se presenta como una persona, se nos habla de su origen, sus planes y su fin. En el texto de hoy, el Señor Jesús está en el desierto en ayuno, preparándose para comenzar su ministerio terrenal. En este escenario las Escrituras nos revelan que el Señor fue objeto de tentación por parte de Satanás. El Señor lo trata como una persona. Habla con él, lo vio e interactuó con él en varios aspectos. Es un ente, un individuo y no solo una idea producto de la ignorancia de las personas. Algunos objetarían que el Señor sabía que era un concepto y no una persona, pero que no quiso ir en contra de lo que la creencia popular sostenía para que lo entendieran. Si hubo algo que caracterizó la forma de actuar del Señor mientras estuvo en la tierra fue desafiar el modo de pensar y actuar de la sociedad, sin importar las consecuencias.

¿De dónde proviene? Las Sagradas Escrituras revelan que el diablo, Satanás, el dragón o la serpiente antigua, no fue creado corrupto. Era un ángel protector, un querubín, llamado “Lucifer”, que quiere decir “ángel de luz”. Este ángel era muy sabio y de gran hermosura. Fue esta hermosura la causa de su corrupción. Se rebeló contra Dios y convenció a la tercera parte de los ángeles del cielo para que lo siguieran. Dios lo echó de su reino celestial y lo arrojó a la tierra donde ejerce su dominio.

A diferencia de lo que se cree popularmente, no es de aspecto desagradable. De hecho, puede tomar diferentes formas y la Biblia dice que “se viste de ángel de luz” para así engañar a las personas. No vive ni está preso en el infierno tampoco. Junto con sus seguidores, los demonios, habita en los aires de nuestro mundo. ¿Qué hace él? Engaña a las personas, las seduce, pone pensamientos en su mente sin que la gente se dé cuenta. En algunos casos, puede habitar en las personas y éstas pierden total control de sus facultades.

Hay dos errores en cuanto a la existencia de este individuo que debemos evitar. El primero es creer que no existe. Si hacemos así, nos descuidamos y podemos ser su presa muy fácilmente. La segunda, es vivir obsesionados con su existencia, creyendo verlo en cada cosa que ocurre. La Biblia nos habla de él para que sepamos que hay alguien que busca nuestra destrucción y para que estemos alerta, para que busquemos la protección de Dios. ¿Sabías que tenías un enemigo de tu alma? ¿Sabías que el anda “como un león rugiente buscando a quien devorar?”

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