(Leer Eclesiastés 2:1-11)
Ser felices. Todo ser humano tiene el deseo de experimentar una vida lo más feliz posible. Nadie en su sano juicio desearía tener una vida de sufrimiento. En resumen, la vida de cada ser viviente es la búsqueda de esta experiencia: tener una vida feliz. La felicidad es un estado interno, el cual es el producto de una experiencia agradable para nosotros. Cuando experimentamos algo agradable se producen reacciones químicas en nuestro cerebro que nos permiten sentir eso que llamamos felicidad.
Desde tiempos remotos el hombre ha ligado esta experiencia a la obtención de bienes. La premisa es que seré feliz cuando posea ciertas cosas. Parte de esta premisa es que mientras más tenga, más feliz seré. Desde que somos pequeños somos bombardeados con esta filosofía desde muchos ángulos y para cuando venimos a ser adolescentes ya esta forma de pensar está incrustada en nuestro psiquis. Así que comenzamos la búsqueda de bienes materiales porque esta nos llevará a experimentar la felicidad. Casi todas las decisiones que tomamos van encaminadas a ese fin y nos volvemos egoístas y centrados en nosotros.
No escogemos una carrera o un trabajo porque nos podría dar satisfacción, sino que lo hacemos porque nos dará la oportunidad de conseguir un buen salario. Escogemos amigos si representan alguna forma en la que podríamos tener acceso a alguna oportunidad para beneficiarnos. Y así continúa nuestra existencia. Pensamos que de verdad seremos felices cuando obtengamos, poseamos y almacenemosaquello que nos gusta. El Señor Jesús dijo: "¡Tengan cuidado! --advirtió a la gente--. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”. Lo leemos, pero no lo creemos y seguimos en nuestra búsqueda de la “felicidad”. Esta se traduce en préstamos personales,extra créditos, tarjetas de crédito siempre sobregiradas, pagares de vehículos para que nos den estatus, mensualidades de una vivienda más allá de nuestro alcance real, etc.
Salomón hizo todo esto. ¿Cuáles fueron sus palabras después de haberse dedicado por completo a esta búsqueda?: “Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida”. Él lo deseó, lo consiguió, pero no lo obtuvo. Y hoy, seguimos el mismo método que él siguió para encontrar la felicidad. ¿De verdad crees que te llevará a un lugar diferente?
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A la orilla del lago
EspiritualEsta es una colección de meditaciones, reflexiones, cuestionamientos, preguntas, que han sido escritas como parte de mi experiencia personal con Dios. Ellas reflejan momentos de crecimiento y de fracasos, de gozo y de tristeza, de éxtasis y depresió...