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“39 consejos sencillos para tomar decisiones de forma efectiva y rápida”.
Este podría ser el titulo de cualquier libro de autoayuda para guiarnos en el proceso de tomar decisiones. Si para tomar una decisión uno tiene que tener en mente tanta información no es de extrañar que el proceso nos parezca tan complejo. ¿Hay alguna forma de hacerlo más fácil? ¿Hay una forma de hacerlo más sencillo? ¿existe una forma de que no nos equivoquemos? ¿Nos da Dios alguna guía en su palabra para tomar decisiones?
Sí, no siempre, no, sí.
En varias ocasiones en los relatos de los evangelios nos encontramos al Señor Jesús mismo enfrentando decisiones difíciles. En una de ellas tenía que escoger a doce personas de entre sus discípulos que llegarían a ser llamados “apóstoles”. La hora de la partida del Maestro de este mundo se acercaba y el tenía que asegurarse de seleccionar las personas adecuadas para realizar una obra importantísima: la proclamación de su mensaje, del evangelio. ¿Qué hizo?
“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”.
Su primer paso antes de tomar una decisión tan transcendental como esta fue hablar con el Padre: orar. ¿qué aprendemos de esto? Antes de embarcarnos en cualquier empresa, proyecto, comenzar una relación (o terminar una), tomar un trabajo (o dejarlo) decidir lo que sea, debemos buscar la guía de Dios en oración. El nos ayudará a ver y a entender detalles que hasta ese momento no somos capaces de ver o de entender. Dios desea nuestro bien, así que podemos confiar en él quiere guiarnos a tomar buenas decisiones, que nos traigan paz en nuestro espíritu y con los demás. Sin embargo, ¿cuál es nuestra tendencia? Tomamos una decisión sin buscar su consejo porque pensamos que no es necesario, que es fácil y que ya yo sé lo que quiero. Las cosas se complican y entonces ahí buscamos su consejo para desenredar la maraña que se nos venido arriba. Esto se pudo haber evitado si en vez de orar a mitad del proceso lo hubiéramos hecho al principio.
Si no tomas a Dios en cuenta al tomar una decisión, con tus hechos estás diciendo que eres más sabio que él, que conoces el asunto mejor que él, que puedes ver aspectos de la situación que él no puede (¿suena pretencioso?). Definitivamente hay un primer paso que siempre debemos dar y es buscar su consejo y él está dispuesto a guiarnos:
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1:5)

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A la orilla del lago
SpiritualEsta es una colección de meditaciones, reflexiones, cuestionamientos, preguntas, que han sido escritas como parte de mi experiencia personal con Dios. Ellas reflejan momentos de crecimiento y de fracasos, de gozo y de tristeza, de éxtasis y depresió...