Su respuesta

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Su respuesta, a su tiempo, a su manera es una bendición.

Se burlaba de aquellos que se llamaban cristianos y hasta era muy hostil hacia ellos. Ya es cristiano desde hace catorce años. Se entregó sin reservas a Dios y ha renunciado a todo por Cristo. Dios le ha dado dones increíbles. Cuando predica las personas se quedan oyéndolo atónitas. De forma increíble Dios ha hecho muchas sanaciones cuando él ha orado. En una ocasión hasta oró por un muchacho que  sufrió una caída y murió e increíblemente…el muchacho resucitó. El hombre es respetado por todos a causa de lo que Dios hace por medio de él. Y a pesar de todo esto, se mantiene humilde. Pero hoy no ora por ninguna persona, está orando por sí mismo. Ahora él necesita que Dios opere un milagro en su vida. Hay algo en su cuerpo que desea con todas sus fuerzas que Dios se lo quite. Pero ni siquiera se atreve a hablar de eso públicamente. Le pide a Dios lleno de fe que haga un milagro en su cuerpo como los otros tantos que ha hecho a través de él en otras personas. Lo hace tres veces. ¿La respuesta de Dios? “No te lo voy a quitar. Te voy a dar de mi gracia para que lo sobrelleves”. Su nombre es Pablo, el apóstol Pablo. 

Cualquiera pensaría que Dios le concedería lo que sea a este hombre. Después de todo Dios hizo proezas a través de él. Cualquiera pensaría que el tenia unos privilegios en cuanto a las oraciones que ningún otro mortal ha tenido y la verdad es que parecía que sí. Pero esto nos enseña que Dios sigue siendo Dios y que como tal es El quien decide en última instancia lo que es mejor para nosotros. 

Cuando le pedimos algo a El no sólo confiamos en su poder para hacerlo, también confiamos en su carácter para decidir qué darnos y cuándo hacerlo. Dios es infinitamente sabio, es omnisapiente. Nosotros, no es sólo que no lo somos, sino que somos fáciles de engañar por las apariencias o nuestra incapacidad para juzgar bien los asuntos de la vida. Dios sí sabe lo que nos conviene. Uno puede estar orando para que Dios le dé un ascenso en el trabajo, creemos que si lo conseguimos todo será diferente para bien. Pero cuando lo conseguimos no es lo que pensábamos o las circunstancias cambian y eso que parecía una gran bendición, se torna en una gran prueba. ¿Cuántos de nosotros no conocemos personas para quienes el avance económico ha resultado en su ruina familiar y personal? Dios puede decirte que no a algo porque conoce todo lo que viene con eso que pides, pero tú solo puedes ver eso que pides. 

También una respuesta de Dios implica esperar un tiempo para concedernos lo que pedimos. En nuestro tiempo eso es inaceptable y exigimos que nos den lo que pedimos ya. Nuestra relación con Dios no es ninguna especie de servicio de comida rápida. Muchas veces no estamos listos para lo que pedimos. Dios quiere que sea de bendición. Así que se toma su tiempo, no para responder, sino para prepararnos y que esa respuesta sea una bendición. ¿Hay algo que has estado esperando por algún tiempo y no lo has recibido? ¿Será que Dios te está guardando de algo al no concedértelo? ¿O será que te está preparando para que lo aproveches? 

(Leer 2 Corintios 12:7-9)

A la orilla del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora