Papá y yo estamos en la entrada de una casa, frente a una puerta color blanco en la cual puedo distinguir una placa dorada. Esta tiene grabada su nombre y el cargo de dentista en la parte inferior en letras negras. Le doy una mirada por el rabillo del ojo y luego emito un gran suspiro, no es de mi agrado estar en este lugar y él lo sabe. Papá acomoda el cuello de su camisa y da un parte de toquecitos en la puerta, esperando que alguien nos abra. Mi tensión aumenta y puedo sentir las gotas de sudor formarse en los bordes de mi frente. Aún no puedo descifrar cómo logré convencerme para venir hasta aquí. Es más, no debería estar si quiera en este lugar. No tengo ni la más remota de idea de cómo actuar, ni de cómo saludar, ni de qué hablar. Debería existir algún tipo de manual que explique cómo conocer a la segunda familia de tu padre.
Sí, papá y mamá están divorciados. Un día, así de la nada, él dejo de amarla. Al principio me costó demasiado entender que el "romance" que creí tan sólido, aún más sólido que la pasta dura de mis libros, había culminado. Sin embargo, lo asimilé, tan igual como lo hice con la bonita novela de amor que leí el mes pasado y tuvo un fatídico desenlace.
Auch.
Papá siempre dice que puede haber dejado de querer a mamá, pero que a nosotras siempre nos amará infinitamente. La verdad, me cuesta creerle, yo sé que él ahora tiene otras prioridades. Soy muy idealista y soñadora, pero estoy consciente del mundo en el que vivo.
— Aún puedes usar el timbre — le digo, mientras trato de brindarle una sonrisa amable. Nunca lo he visto tan nervioso, ni siquiera cuando nació la pequeña Amanda.
Él solo atina a devolverme la sonrisa y luego acomoda el cuello de su corbata. En el trascurso sacude los hombros varias veces, como tratando de liberarse de la presión que lo sobrecarga. Mientras yo, hecha un manojo de dudas, me pregunto qué tan diferentes a nosotras podría ser ella. La nueva hija de papá.
Hija putativa, porque no lo es de sangre.
Y sobre todo me pregunto, qué de especial tiene aquella señora por la que papá dejó de amar a mi madre. Qué de diferente puede tener una mujer del mundo exterior, para que él prefiriera dejar lo sólido y seguro, y cambiarlo por lo frágil y nuevo.
En casa ninguna de mis hermanas quiere conocer a su nueva familia, solo yo y mi tonto gusto por no hacer sentir miserable a los demás, han decidido dar el ejemplo pisando terreno ajeno, o como ellas le llaman: El castillo de la bruja.
Al cabo de unos minutos, ambos oímos pasos detrás de la blanquecina puerta seguido del rechinar de esta, haciendo que mi mente imagine la figura macabra de una bruja. Sin embargo, en cuanto la puerta se abre, me topo con el rostro amable y algo sorprendido de una mujer bastante joven. La miro de pies a cabeza y esta me sonríe ampliamente. Debo admitir que parece ser mucho menor que mi madre y que, muy a mi pesar, también es más esbelta. También noto que lleva gran cantidad de maquillaje en el rostro, pero no es exagerado. Su atuendo no se queda atrás en lo absoluto; lleva un vestido negro bastante ceñido, tacones rojos tipo aguja y, para completar el estilo, tiene el cabello amarrado en una coleta alta la cual deja al descubierto sus bellas facciones. Mi ceño se frunce cuando comprendo que papá es vil.
Y un viejo rabo verde también.
La mujer se lanza a los brazos de mi progenitor, quien no tarda en envolverla y darle un sonoro beso en la mejilla. Luego, con la mano de papá en el hombro de la rubia, ambos me miran entusiasmados. Entonces, en ese pequeño silencio entre decir algo o no, noto que la enorme barriga de mi padre bajo su saco no combina con las medidas infartantes de la rubia.
¿Qué le habrá visto ella?
— Mirian, ella es Jessica — dice papá, tan seco y directo como si estuviera diciéndome el menú del día. Su mano pasa del hombro a la cintura de su amante y espera mi respuesta
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WHEN SHE WAS HIS FRIEND.
Teen Fiction*Lista corta de los Wattys 2018 Él está confundido. Él es un poco idiota. Él está ciego. Él no olvida. Él está desilusionado. Él está enamorado. Él... Él es real. ¿Y yo? Yo siempre seré su amiga.