Convencer a Marlon de no entrar a casa, me fue más difícil que prestar mi libro favorito. Lo único que permitió que él se esfumara, fue que le propinara dos nalgadas en el trasero como un niño pequeño.
Que el mismo me pidió. Y que agradezco lo haya hecho.
Olvidé mencionar que a Marlon le gusta juguetear con mi subir y bajar hormonal. En pocas palabras a Marlon le encanta ser un objeto excitante para con todas, y sobre todo conmigo. Es como si su pasatiempo favorito fuera acelerar un poco mi nivel de progesterona y ver las reacciones que causa ello. Algunas veces siento que si no fuera yo la chica "Incorruptible" él simplemente levantaría mi falda y...
¡Michi!
¿Es mi voz interior?
— ¡Michi!
Oh, es mi hermana de nueve años.
— Baja la voz, enana maquiavélica.
— ¿Cuánto me pagarás? — Betsy se detiene antes de ingresar a casa y extiende su mano delante de mí. Coloco las mías en mis caderas.
— ¿Eh? ¿Estás poniéndole precio a tu silencio?
— Por supuesto que sí. No creo que a papi quiera saber lo que vi. De hecho, a mí tampoco me gustó verte sobre Marlon. ¡Te dije que él es mi amor platónico! — se cruza de brazos.
— Deja de hablar sandeces, enana. Ve a casa — le ordeno.
— Mi pago primero —sube ambas cejas y me da una sonrisa maliciosa.
Resoplo y luego introduzco una mano en el bolsillo trasero de mis jeans. Lo único que obtengo es una caja de chicles y diez dólares.
—Es todo lo que tengo —digo mostrándole a Betsy el contenido.
—Entonces negociemos.
—Que negociemos ni que ocho cuartos, te daré eso y punto —hablo firme, pero en el fondo guardo cierto temor.
—Si así quieres —la veo tomar aire por la boca y luego emite un potente sonido—. ¡Papá, Michi estaba sobre un chi...
No tardo ni un segundo en cubrirle a boca con una mano y, cuando logro que ella prometa que no seguirá gritando como una desquiciada, la quito.
—Eres una vil mafiosa —gruño y luego miro hacia mis costados totalmente indignada. Es inconcebible que mi hermanita de años me esté chantajeando de esta manera—. Bien, qué es lo que quieres. ¡Ah! espero que no sea mi colección de libros, porque si es así, puedes decirle a papá que me viste haciendo obscenidades en frente de un acilo de ancianos, y no me importará.
—Solo es algo simple. Quiero un beso de Marlon.
Antes de que la reprenda por lo que acaba de decir, ella levanta el dedo índice.
—En la mejilla, en los labios no, ugh qué asco —sacude los hombros—. Y... una fotografía de él perfumada con una de sus colonias —me lanza una mirada soñadora mientras pestañea paulatinamente.
Frunzo la nariz.
— ¿Y qué hay de veinte dólares? —trato de persuadirla para que cambie de opinión, pero ella entrecierra los ojos y niega con la cabeza.
—El amor no tiene precio, niña tonta —responde.
***
— ¡Mirian! Me alegra que hayas llegado. Ven con nosotros y siéntate. La comida está servida —habla Jessica desde su asiento justo al lado de papá, donde siempre ha sido el lugar de mi madre.
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WHEN SHE WAS HIS FRIEND.
Teen Fiction*Lista corta de los Wattys 2018 Él está confundido. Él es un poco idiota. Él está ciego. Él no olvida. Él está desilusionado. Él está enamorado. Él... Él es real. ¿Y yo? Yo siempre seré su amiga.