Capítulo 16: Cita Real.

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— ¡Óyeme, Marlon, llévame en tu bicicleta, quiero que recorramos juntos esa zona desde Santa Marta hasta la Arenosa! —canturreo.

Marlon se cubre ambos oídos y sacudo una mano en frente de él. En el movimiento mi cuerpo cae y me hundo un poco más en el asiento delantero. Una chillona risa escapa de mi garganta, Marlon vuelve a hacer el movimiento anterior y esta vez solo río. Estoy ebria, lo sé. No tengo cómo justificar mi estado, pero me disculpo alegando que acabo de recibir mi primer beso real.

Sí, al estilo Mia Thermopolis.

Acabamos de dejar a Annie hace unos minutos, la pobre estaba tan preocupada por mí que le escuché advertirle a Marlon que ella se encargaría de cortarle las... orejas si se sobrepasaba conmigo. No creo que lo haga, yo no despierto nada en Marlon.

— ¿Tan mal besa?

Mis sentidos reaccionan tardíos ante su pregunta. Veo todo borroso a mi alrededor, pero todavía puedo comprender lo que él insinúa.

— ¿Y eso por qué? ¿Qué pretendes, mal amigo? —mi voz se oye arrastrada y pesada.

— Nada —continua con la vista fija en el parabrisas.

— Ah, sí. El gran cocinero Marlon Burckhardt, no quiere creer que hay buenos chicos en este mundo —trato de erguirme y solo consigo golpearme la cabeza en la parte superior del auto.

— Luces deprimente. Apuesto que si Josefino te viera en este estado: mocosa, con aliento a cebada fermentada y el cabello hecho un nido de pájaro, no le gustarías más. Prueba y me darás la razón —le hago una mueca de disgusto y él me guiña un ojo—. Siempre tengo la razón.

Una sonrisa maliciosa se forma en mis labios.

—Supongo que a eso te referías con el —imito su ronca voz—. "Michi, no lo merecía".

Río descaradamente creyendo que él me acompañaría en la acción, sin embargo, no lo hace. Está tan serio que mi sonrisa se difumina al verlo.

Mi móvil suena sobre el tablero, me estiro para tomarlo, pero Marlon me gana.

— "Buenas noches, preciosa —lee y hace una mueca de asco—, recuerda que tenemos una cita mañana en la noche. Que descanses y sueñes conmigo, yo haré lo mismo" —se burla unos momentos y yo achico los ojos en respuesta.

— ¿De dónde salió este tipo y todas esas ridiculeces? ¿Acaso conspiraste contra la naturaleza para sacar de tus libros a ese tipo?

Chillo y trato de arrancarle el móvil de las manos.

— Si no quieres que nos estrellemos, mantén tu trasero en el asiento, señorita —me advierte.

—Eres un envidioso, Marlon. Apuesto que tú no puedes decir esas cosas tan lindas porque eres un tipo sin corazón. No entiendo cómo consigues acostarte con tantas mujeres, es asqueroso. Tú eres asqueroso —empiezo a darme cuenta que mis palabras están siendo un poco crueles, pero estoy tan ebria que sigo hablando—. Si mi primer beso hubiera sido contigo, a los minutos saltaría de un acantilado como castigo por ser tan estúpida.

— Acabo de comprobar algo... —su voz no se oye ofendida.

— ¿Qué?

— Que los ebrios no siempre dicen la verdad, solo se vuelven más francos.

Mis ojos se sienten pesados. No quiero dormirme, no cuando la conversación se torna tan interesante.

— Soy sincera, yo jamás me besaría contigo —le sonrío triunfante e intento levantar una ceja, no obstante, estoy tan desorbitada que mis párpados caen en el intento y mi cabeza se inclina hacia adelante. La levanto de un tirón y me obligo a abrir los ojos. El auto está detenido y Marlon me mira serio, tanto que me asusta.

WHEN SHE WAS HIS FRIEND.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora