— ¿Qué dijiste? — me acerco a él y tomo el cuello de su camisa—. ¡¿Qué estás insinuando?! ¡Eso es imposible!
Toma mi mano y deshace el agarre que mis dedos han hecho en la tela de su ropa. Luego la una a la suya, presionándola justo sobre su corazón. Mis ojos se dirigen hacia el contacto de su piel con la mía y observan aterrados lo que está ocurriendo. Con su otra mano Marlon lleva mi mentón hacia arriba y me obliga a mirarlo. Mi cuerpo tiembla y mi corazón está latiendo a mil por hora. No me agrada esta sensación, no cuando tengo a otro chico esperándome sentado en alguna mesa de este lujoso restaurante.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? — su voz tiene una mezcla de vergüenza y temor. Asiento con la cabeza. Su acción ha tenido un efecto tranquilizante en mí, tanto que me asusta.
— ¿Pensarás que soy un aprovechado después de lo que diré?
Achico los ojos. Esta vez trato de articular algunas palabras, pero estoy segura de que mi voz se oye algo ronca.
— Eres un tonto. Esa pregunta no tiene sentido.
Una sonrisa resplandeciente se esboza en sus labios. No puedo dejar de admirar la barba espesa que esta alrededor de ellos. Hacen lucir su boca más provocativa.
— Bien —respira profundo—. Estoy seguro que recuerdas el día en que llegué ebrio a tu casa—asiento y él continua. Su mano sigue aferrada a la mía y ahora la aprieta más fuerte—. Llegué a tu habitación y tú me ordenaste irme. No hice caso y me recosté a tu lado —mi vista empieza a perderse en algún recuerdo y Marlon lo nota—. Dime por favor que entiendes lo que estoy hablando o me golpearé con un bate de béisbol.
Sonrío de forma maliciosa.
— No lo entiendo —aprieto los labios en línea recta. Conteniendo las ganas de reírme.
— Ahora tú eres la aprovechada.
— ¿Y por qué lo serías tú? —mi pregunta no tiene ni una pizca de gracia o diversión
— Te enfadarás conmigo —confiesa mirando hacia abajo. Desenlazo la unión de nuestras manos y cruzo los brazos sobre mi pecho. Empiezo a recordar a la perfección aquella noche y no me agrada nada esta conversación.
— Ya lo estoy —afirmo y él parpadea un par de veces.
— Fue real.
Mis labios se abren lentamente y me ceño se frunce.
— ¿Qué tan real? —pregunto con miedo y curiosidad por saber lo lejos que esa noche.
Suspira y me da una sonrisa que no esconde algo libidinoso, esta vez es sincera.
—Cada beso que nos dimos fue real.
Retrocedo un paso. Mi pecho sube y baja con fiereza, entonces, me preparo para levantar una mano y estamparle una bofetada, pero mi acción es interrumpida por un rostro tan familiar que me deja petrificada. Veo a papá bajar de su auto junto a Jessica y Norma. Al principio tengo la esperanza de que no me hayan visto, sin embargo, esa idea se esfuma cuando él levanta una mano y me saluda. Imito su acción y luego miro a Marlon quien sigue esperando mi respuesta. Mis nervios aumentan. El teatro que armé sobre la orientación sexual de mi amigo está a punto de caerse.
—Sígueme la corriente —le advierto a Marlon.
Él pronuncia un ¿qué? y su pregunta se queda en el aire cuando papá aparece frente a nosotros. Los ojos de Norma caen al instante en mi amigo, lo observa de pies a cabeza y luego juguetea con su rubio cabello.
— Hija, no te he visto hace muchos días —clava la mirada en el rizado y lo observa con recelo—. ¿No me presentarás a tu amigo?
Aclaro la garganta.
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WHEN SHE WAS HIS FRIEND.
Teen Fiction*Lista corta de los Wattys 2018 Él está confundido. Él es un poco idiota. Él está ciego. Él no olvida. Él está desilusionado. Él está enamorado. Él... Él es real. ¿Y yo? Yo siempre seré su amiga.