《•49•》

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Después de decirle aquellas palabras me fui con aquella chica, puesto que seguía tensa y alterada, quería ver que había hecho una buena acción y no estaba destruyendo una legión.

-Hola- le digo sentandome aun lado, sobre la tierra.

-Perdona a nuestro líder, a veces es un poco despiadado- comenta un hombre, tal ves de la misma edad que Omar.

-Si pues debe de aprender a respetarlos- les dice Galeana, viendo el cielo.

-Se nota que ustedes son un buen equipo- comenta la chica

-Nos lo han dicho muy seguido- dice Susejh sentándose a un lado de mi, coloca su francotirador sobre sus piernas cruzadas y comienza a recargar las balas.

-¿Puedo hacerles una pregunta?- les digo, recuerdo el nombre de mi legión y de verdad quiero confirmar que ya no están con nosotros.

-Por supuesto- comenta otra chica, ella de pelo negro y ojos como abismos.

-¿Saben algo de la legión Omega?- pregunto

Se ven entre ellos y la chica herida, que aun no se su nombre decide verme a los ojos, dolida.

-Ya les dieron su baja- comenta, le cuesta pasar saliva- Fueron al Sector B, fue casi después de su graduación, un grupo de Rebeldes traspasó el Sector A y logró llegar hasta ellos, no estaban preparados, nadie lo estaba.

Entonces es verdad, Karla, Ealion, Shanon, Damián, la legión Omega de verdad estaba aniquilada. Siempre termino comvenciendome de que estarán vivos, cualquier persona. Tengo la mala suerte de que nunca suceda algo así.

-Escuchamos de ti por ellos Samanta, decían que había alguien completamente diferente a todos los Capitalistas, su líder, Karla me parece que era su nombre, nos platicaba que tan solo con 14 años tratabas de igualarte a su generación, veo porque te tenía tanto aprecio- Las lágrimas no me salen, simplemente me detengo a escuchar el relato.

Nos quedamos en silencio y escucho a los lejos voces de otros capitalistas, marcarán los cuerpos para enviarlos a la capital.

-No nos hemos presentado formalmente- comenta Josh- Mi nombre es Joshua Vindley.

-Yo Galeana Martínez-

-Susejh Debryan- dice Susejh pasándose una bala de mano a mano.

-Marco Labastida- comenta Marco agachando la cabeza.

-Samanta Mondragón- les digo intentando de que no suene como si estuviera presumiendo.

-Es nuestro turno- dice la chica- Yo soy Camila, una de la escolta.

-Yo soy su francotirador, Samuel- dice el chico que me ayudó a cargar a Camila.

-Sama- comenta la chica de cabello obscuro- también de la escolta.

-Por último estoy yo Fran, de escolta- dice riendo, tiene bonita sonrisa.

El general nos llama y tenemos que pararnos, ya no ayudo a Camila, tiene a su legión acompañandola. Nos dirigimos cuesta arriba, hacia el campamento donde Omar ya está reunido con los demás capitalistas, quedamos pocos. Los suficientes como para cerrarnos el paso y no ver nada. El campamento no es la gran cosa, simplemente es una carpa azul con instrumentos de medicina o munición para las armas, una gran proyección en el medio proyecta tres círculos, los tres diferentes sectores, el más pequeño marca donde esta la capital, el segundo la rodea a más distancia y el tercero que se extiende por casi todo el mapa, el Sector A.

-Muy buen desempeño capitalistas, esta vez tuvimos más bajas que la anterior. Logramos ahuyentar a los Rebeldes de regreso a la frontera, nos pondremos en marcha hasta llegar a la ciudad, tenemos información de que hay una base rebelde situada ahí. Ya no es campo abierto así que podrán utilizar su cinturon- el general Andreu comenta con voz grave e imponente.

-Partimos ahora mismo, suban de nuevo a los transportes- finaliza el general Tomás, todos comienzan a moverse y le doy indicaciones a mi legión de hacerlo, nos vamos en el último transporte, nuestra desgracia es que este es el que guiará a todos por ser el último.

Vamos en la parte de atrás, donde veo pasar todo aquel paisaje, espero que desde la ciudad se vea algo más que sólo naturaleza muerta. Me sigue resultando extraño sobre el transporte que llevamos, puesto que jamás hacia pensado utilizar llantas para moverme. Es genial. El transporte transcurre callado por parte de mi legión, los demás comentan animadamente, incluso Camila quien tiene una herida de bala. Se la pasa hablando, como si esto no estuviera fuera de lo normal, trataré de adaptarme lo más rápido posible si logro dar un buen ejemplo a los demás estarán bien, aunque se que no estamos bien. Estamos en shock, matamos, quitamos vidas, salve a alguien de estar a segundos de morir.

-Hey Sam- me llama Susejh, llevo un gran tiempo con la mirada perdida.

-Dime-

-No, olvidalo- Susejh me dedica una sonrisa y luego se pierde tras la ventana de su lado. Ya me ha dedicado ese tipo de miradas, como cuando estuvo apunto de estrellarse a causa de los celos de Victoria, que ahora me pregunto donde estará.

Ya no le digo más y vuelvo inmersa en mis pensamientos. Me pierdo en la inmensidad que me da el mundo, de niña pensaba que todo mi mundo, todo lo que conocía y amaba se encontraba bajo tierra, los cien pisos formaban mi mundo. Ahora que puedo ver el horizonte, veo que se sigue extendiendo, kilómetros y kilómetros donde mi vista no alcanza a ver. Aquí puedo correr y no chocar con las paredes en algún momento, sigo sin poder ensuciarme o develarme por las noches con mis amigos, ahora soy Capitalista y tengo un objetivo muy rígido. La noche va cayendo, como en la capital, oscurece y la luz se va. Me empieza a dar miedo porque también, de chica, mis abuelos tenían una canción para hacernos dormir, decía que con la penumbra las sombras de ojos rojos aparecerían y nos llevarían a la superficie donde los monstruos reinaban. Era sólo una niña.

-Ahí está Capitalistas, la ciudad- el general grita, veo como las ventanas bajan, se hacen uno con el aluminio del transporte, saco la cabeza por el agujero que queda.

En la lejanía se ve unas enormes construcciones, bloques de cemento sobre el piso que acarician el cielo, ahora no hay un techo que los detenga. Los edificios son parecidos a los del piso de la simulación solo que desde la distancia se ven negros y crean una sombra espeluznante que viene hacia nosotros.

Joshua se queda dentro del vehículo, decido meterme con el y le doy paso a Susejh quien ya llevaba rato empujandome para salir a ver. El se me queda viendo y luego comienza a reírse.

-Es mucho lo que paso hoy ¿no?- me dice, le asiento la cabeza.

-Es...para...am...para lo que estamos entrenados Josh- le trato de explicar, no encuentro palabras para decirle que estamos bien.

-El mundo es tan grande, tan peligroso, hace que me sienta chico y débil cuando creí que había escogido un buen camino- me dice, veo que se retuerce las manos y los dedos se le ponen blancos de la fuerza.

-¿Te arrepientes de haber escojido esto?- le pregunto, si es así soy capaz de yo misma regresarlo a la capital.

-No, para nada- de repente saltamos un bache y por unos segundos volamos dentro del transporte, las luces que están puestas a los lados de las ventanas fallan unos minutos, para cuando regresan Josh se le pone la cara pálida.

-¿Te sientes mal? ¿Te hirieron?- le pregunto alarmada. Me niega la cabeza lentamentamente.

-Le tengo miedo a la oscuridad-

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora