《•43•》

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Nadie había podido dormir en estas semanas. A mitad de la noche, todos estabamos despiertos, platicando entre susurros, sintiendo el nerviosismo y la adrenalina por este día; por hoy.

Efectivamente, había llegado el día, hoy nuestra generación se gradua. Muchos habían creado malos hábitos como por ejemplo, poner y quitar el seguro de la pistola, aventarse de las literas o simplemente balancear la espada entre las manos, algo que si no lo haces con cuidado te rebanarias un cachete, o toda la cabeza, ese mal hábito lo tengo yo.

Faltaban unas horas para estar en forma y nosotros ya estábamos recogiendo todo, las mantas, limpiando los raperos, todo lo que nos podría mantener despejados lo hacíamos, pero se nos estaban acabando las opciones.

Estaba terminando de cepillar mi cabello mientras una toalla semimojada me cubría el techo, escuchaba como Susejh tarareaba una canción de cuna mientras de bañaba. Saque con mucho cuidado mi traje y comencé a ponermelo. Primero la fina tela blanca brillante que se amolda a mi cuerpo. Subí las largas botas amarrandolas firmemente contra mi cuerpo, creo que la circulación se me cortó en toda mi pantorrilla.

-Deberías de aflojarlas, no quiero que nuestra líder se desmaye en media graduación- dice riendo Galenana quien también esta sacando su traje.

-Lo siento, de verdad estoy nerviosa a pesar de comenzar mi entrenamiento antes- sigo el consejo de Galeana y aflojo un poco mis cordones. Sigo con lo último, mi capa, la paso por detrás de un hombro y termina cayendo sobre mi espalda hasta llegar antes de las rodillas, la abotono sobre mi cuello y acomodo la capucha para que no quede hecha bolas. Me subo el cinturón y se engancha a mi cadera. Voy hacia la otra caja que reposa sobre el lavamanos, la abro y veo la afilada espada y el arma reposando en la tela azul. La saco y la ondeo un poco pasandola entre mis manos.

-Por favor deja de hacer eso, me pones nerviosa- Galeana esta de espaldas y no puede verme, aun así sabe que tengo la costumbre de balancear así las espadas, suelto risitas y le digo que lo siento.

Susejh ya había salido de la ducha y estaba a mitad de cambiarse, estaba peleándose con una de sus botas para amarrar bien los cordones. Me amarro el cabello con una liga y la cola de caballo queda demasiado alta. Al final paso mi listón con un moño, el listón que me dio mi familia.

Me miro unos segundos en el espejo y estoy lista.

Salgo hacia el dormitorio con las cajas en mano y viendo como los demás hablan nerviosamente. Voy hacia mi cama y pongo las camas por ahí cuando Marco se acerca y se me queda viendo fijamente, capto su atención.

-¿Hay algo mal?- le pregunto arqueando las cejas.

-¿Eh? No, no, para nada- me dice viendo por encima de mi hombro para luego regresar a mis ojos- Estas bonita, más que de costumbre. Abro más los ojos y el se voltea y se va diciendo que lo olvide, me río por dentro. Niego con la cabeza unos segundos y escucho que alguien entra por la puerta. Es la hora.

Todos nos paramos en formación, la señal del respeto hacia el general, quien tiene detrás a todos los guías de los demás, incluida Delian quien me mira con ojos de orgullo. La voy a extrañar demasiado.

-Aspirantes, ha sido un tiempo corto y a pesar de eso todos han madurado, como personas y como soldados, el día de mañana enorgulleceran a nuestra nación. Acabar con la guerra es su deber, ganar es su sacrificio, matar es su victoria- dice firme, lo último me lo creo, me creo que debo de matar a todo aquel que no este de mi lado, voy a cumplir esta promesa, cueste lo que cueste. Todos aplauden, incluidos nosotros- Espero que regresen algún día, como ganadores.

Seguido de eso el se va y nos dejan con nuestros guías. Delian se acerca rápidamente y me abraza, le respondo el abrazo unos segundos para luego hablar conmigo.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora