《•69•》

20 4 2
                                    

Hace mucho que no soñaba, hace demasiado que mis pensamientos estaban tranquilos. La hierba, una ves más, se alza cubriendome hasta mi cadera. Miro a mi alrededor, el océano se escucha y hace una perfecta sintonía con el viento que me roza mi cara. La gran pradera cubierta de flores y pasto verde es infinita que mís ojos buscan el horizonte en busca de algo más, la tranquilidad aquí es máxima y eterna. Al menos hasta ahora lo es. Se que en algún momento algo sucederá, algo aparecerá atormentandome y haciéndome, tal ves, gritar de miedo. Espero a que algo suceda pero por fin puedo tener un momento de paz en el que los ecos de mi cabeza no se escuchan. Me siento sobre el alto pasto y echandome hacia atrás cierro los ojos, mi cabeza está en silencio, ni gritos ni disparos ni dolor se presenta.

-¿Hola?-

Me sobresalto y me agacho sobre la hierba para que nadie me descubra. Un momento, nunca antes alguien me había llamado dentro de mi sueño. Por mera curiosidad me levanto y me encuentro con un hombre, no, alguien de casi mi edad, más alto que yo de cabellos obscuros.

-¿Quien eres?

Le pregunto mientras el me ve de la misma forma en que yo lo hago.

-¿La pregunta es quien eres tu?

Dice el. De repente la catástrofe nos traga, el viento azota y el océano ruje detrás de nosotros. El me extiende la mano y por instinto yo también lo hago. Nos faltaban centimetros para tocarnos, pero nunca hubo algún contacto.

Me desperté antes de saber su nombre.

Cuando abrí mis ojos me encontré con un techo blanco. Me costaba enfocar bien así que parpadee un par de veces. Había un pitido, volteo hacia mi izquierda y veo una de esas máquinas que ayudan a suministrar el medicamento vía ultravenosa. Noto algo en la nariz, tengo un tubo insertado en mi garganta, he de suponer para respirar. Me siento sobre la cama de mantas color menta y me doy cuenta que llevo algo más en el brazo, otro tubo que lleva un líquido transparente dentro de mi vena, estoy en el piso de medicina.

Me estiro más y veo hecho bolita en una esquina a Joshua, Galeana y Susejh están espalda con espalda sobre una silla con los ojos cerrados. Busco a Marco por toda la habitación hasta que me doy cuenta de que esta a los pies de la cama, recostado sobre sus brazos.

-Mar-marco- intento decir pero me salen las palabras mal gracias a aquel tubo dentro de mi garganta. Muevo un poco mi pie y el poco a poco recupera la postura abriendo sus ojos más y más.

-¡Sam!- grita.

-Por favor no vuelvas a hacer eso- le digo mientras señalo mis oídos.

Los demás se despiertan y se arremolinan alrededor de la cama.

-¿Porqué?- dice Galeana.

-Básicamente....

Alguien toca la puerta y la misma se abre sin que nadie haya dicho una palabra. Entre los que entran reconosco solo al general Jibas y a la general Aurora. Las demás personas son desconocidas. Mi legión se pone a la defensiva, levanto una mano para relajarlos e intento ponerme más adelante a pesar de estar conectada a la maquinita, que seguía haciendo ruido.

-Líder Samanta, necesitamos hablar con usted en privado- el general Jibas ve de reojo a mi legión. No me van a hacer nada a si que simplemente acepto.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora