Con el mango de mi espada, empuje demasiado fuerte a mi contrincante, el cayó de espaldas dandose un buen golpe.
-Lo siento- le dije, lo ayude a pararse. Había estado demasiado enojada, demasidado triste y enojada. Enojada más que nada. Tenía unas ganas inmensas de salir al mundo exterior. Matar a tantos rebeldes pueda.
Seguimos con el entrenamiento, gane todos mis duelos. Ninguno lo perdí. Todos caían y me felicitaban por haber plantado un récord. Ya no me parecía justo pensar de manera diferente, aquí abajo no había nadie quien me ganara, ya no es divertido. Necesito nuevos enemigos. Mientras la práctica seguía yo tenía mis pensamientos en otro lado. Subiamos paredes y llegaba primero. Entrábamos en una simulación y mi legión ganaba. Nos hemos cansado de los elogios y de las constantes victorias.
Por fin el general nos permite ir a los dormitorios.
Voy caminando sola, ahora sólo lo que veo es el suelo. Blanco por todos lados. Suspiro. Ya no tengo ganas de hacer algo.
Cuando entro al dormitorio otras chicas se me acercan, al principio no las tomo en cuenta y voy hacia mi cama, tratando de safarme del agarre del cinturón. Cuando escucho.
-Sam- alguien susurra detrás de mi, me giro y veo a las mismas, tres en total.
-Hola- Solo digo eso, sigo peleandome con el artefacto de metal.
-Quieramos que nos enseñaras a escalar las paredes como tú legión- dice una mirando el suelo, me quedo procesando lo que dice. Otra ves que me piden clases privadas. Niego con la cabeza.
-Lo siento pero no doy...
-¡No! No es eso...es que...¡Te admiro!- grita de repente, interrumpiendome. Dejo sacar el aire de mi boca cuando mi cinturón cae sobre el suelo. Los cinturones pesan demasiado, cuando cae al suelo, las chicas cierran los ojos, asustadas.
-Podríamos intentar por la tarde ¿Que les parece?- intento poner una sonrisa, creo que he dejado de sonreir.
Todas asienten enérgicamente y se van saltando al fondo del dormitorio, dándome las gracias y agitando las manos. Recojo el cinturón y lo coloco sobre mi cama, me quito la espada y la pistola, también las dejo sobre la cama. Siento la mirada de Susejh, quien me mira desde su cama, por encima de mi cabeza. Agarro todas mis armas y las meto en el cajón, lo cierro de un golpe. Cuando me siento sobre mi cama Susejh cae nuevamente y se sienta sobre el piso mirándome fijamente. Me comienzo a incomodar.
-¿Necesitas algo?- le pregunto mirando el techo.
-Has estado demasiado rara, ha pasado todo un mes, Sam, Marco está preocupado, ¡Todos lo estamos!- me sorprendo, ya ha pasado todo un mes desde que visite a Amalia. Tan poco falta. Tan poco tiempo para salir. Se me retuerce el estómago.
-No es que este rara Susejh, es sólo que...bueno
-¿No nos tienes confianza?- Susejh, pone ojos de decepción
-Tampoco es eso, mis padres..
-Si si, ya sabemos que los vamos a buscar cuando nos graduemos- Susejh mueve la cabeza asientiendo varias veces
-No Susejh, en la visita fui a ver a alguien- le digo dando rodeos, es eso lo que me tiene tan furiosa y triste, ansiosa y letal. Volver a repetir la historia que me pica la cabeza cada ves que duermo me es difícil.
-¿Y ese alguien?- Susejh comenzaba a entender la situación- Conocía a tus padres
-Peor aun, era la mejor amiga de mi madre- Susejh abre demasiado los ojos, mira el piso e inmediatamente devuelve su mirada sobre mi- Estuvo en el accidente con ellos
-¡Hay demonios!- exclama Susejh, ella no era su mamá, pero la llegó a conocer, todos mis amigos la conocieron- Y es por eso que tu estas...
Asiento débilmente, me dejo caer rendida sobre mi cama, viendo el colchón que esta sobre mi cabeza. Mis manos van hacia mis ojos.
-Están muertos Susejh, de verdad, ya no hay esperanza- Intento respirar despacio y profundo. Logro parar el mar que iba a salir por mis ojos. Pero sigo recostada sobre mi cama.
-¿Y ahora que haremos?- pregunta Susejh
Eso es claro, deshacerme de todo Rebelde que se cruce por nuestro camino. Me pongo de pie- Primero, graduarnos, segundo, salir de la capital, tercero, podrás imaginartelo-
Camino hacia el baño, entro y hay otras chicas más platicando, no les tomo importancia y sigo con lo mío. Me hecho agua en la cara y me miro en el espejo. Me paso las manos mojadas por el cabello para alisarlo un poco. Pequeños cabellos salían hacia todos los lados y me molestaban sobre mis ojos, ahora están perfectamente colocados.
Susejh entra al baño diciéndome- Marco y los demás nos esperan en la cafetería- me mira atraves del espejo, asiento y cierro la llave del agua. Las otras chicas me miran y susurran entre ellas. Sigo sin hacerles caso.
Susejh y yo atravesamos los pasillos, no tenemos que esquivar a nadie, ellos nos esquivan a nosotros. Llegamos a la cafetería y mi mirada va de mesa en mesa hasta encontrar a los demás, Galeana esta moviendo una mano sobre el aire para captar nuestra atención, funciona, vamos hacia ella. Me siento en la silla y coloco mis manos sobre el vaso de Galeana para darle un sorbo, a ella no le interesa, nos llevamos así desde que tenemos memoria. Los demás comienzan a hablar animadamente, yo no me meto en su platica y me concentro en el ruido qu nos rodea, en el golpeteo de los cubiertos sobre las bandejas o el tintineo de los vasos. Me pierdo en mi mundo.
-Samanta dile a Susejh que deje de comerse mi ensalada- se quejaba Joshua
-Susejh, deja de hacer eso- le digo sin volterla a ver, simplemente lo digo al aire, su conversación se silencia.
-¿Qué te pasa Sam?- pregunta Marco, Susejh le niega la cabeza, deteniendolo a seguir con las preguntas, eso incita más a Marco- Dinos
-Mis padres están muertos- ahora el aire se siente ahogado y pesado, Joshua deja caer el tenedor sobre su ensalada.
-¿¡Cómo?!- se altera Galeana pegando fuertemente la mesa con las palmas de sus manos. Marco se queda con la boca abierta.
-Seré breve, en mi visita me enteré de que hubo un sobreviviente del accidente involucrado en mis padres, lo fui a buscar al hospital, adivina que, esta paralitica y era la mejor amiga de mi madre. Dice que vio todo, sus muertes en cada segundo- le digo golpeado y demasiado rápido
Joshua se aclara la garganta. Nadie habla.
Yo continuo- Ya no hay esperanza
-Por supuesto que la hay, no debes guiarte por un simple testimonio Sam- Marco intenta calmarme.
-¿A si? ¿Dime cual?- le pregunto torciendo la cabeza.
Marco se queda callado.
-¡Exacto! ¡Nada!- le grito-estos siete años, creía que en cualquier momento vendrían, en cualquier momento se aparecerían y todo volvería a ser como antes, ¡No Marco no va a ser así! ¡JAMÁS!- Le gite demasiado fuerte.
-Entonces...que...tu...- tartamudeaba cosas sin sentido, realmente estaba enojada.
-¡ENTIENDELO, YA NO ESTAN, YA HACE MAS DE 7 AÑOS QUE ESTAN MUERTOS! ¡NADA LO VA A CAMBIAR!- alrededor de nosotros las otras mesas se callaron y prestaron atención al alboroto. Cierro los ojos y me dejo caer sobre la mesa, Marco intenta agarrarme de la mano, la retira de inmediato.
-Se necesita la presencia de Samanta Mondragón en la entrada de la cafetería, por favor, repito...- alguien llamaba por el altavoz.
Me pongo de pie, desde la entrada Delian me mira, hace mucho que no la veo. Troto hasta ella y cuando llego no la dejo hablar, la abrazo lo más fuerte posible.
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Los Cien Pisos (#Wattys2016)
خيال علميNadie sale, nada entra. Una guerra destruyó el mundo para recobrar lo perdido Los capitalistas viven debajo del suelo, mientras que los rebeldes están afuera respirando el aire puro sin problema alguno ¿De que color era el cielo? No lo recuerdo Deb...