《•34•》

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Los meses pasan y ahora todos hemos mejorado.

Sólo faltan aproximadamente dos meses para nuestra graduación, en este tiempo han pasado demasiadas cosas como para contarlas todas.

Entre ellas, nuestra legión es reconocida en toda la capital, ahora tenemos nuestras propias armas, por supuesto que sólo dentro de los entrenamientos. El general llama a todos Aspirantes, dice que hemos hecho un gran trabajo dentro del entrenamiento.

También dentro de dos días será nuestra última visita a nuestros familiares antes de nuestra graduación, tengo emoción por ver el regalo que me tiene preparado Denisse. Aunque siento un terrible vacío por ver que pasará conmigo después de que me gradué, tal ves pase lo que el Dictador tiene planeado para mi, me mandara con toda mi legión al otro lado del mundo, siento que algo terrible me pasará si acepto eso, tengo todavía que investigar lo de la muerte de mis padres, es por eso que hoy por la noche iré al piso erudito, bajaré tanta información que la memoria de mi sistema de va a llenar.

Pero ahora tengo en algo más importante en que concentrarme, no caer al vacío.

El general puede manejar a su antojo la simulación, por lo tanto, puede hacer que en cualquier momento un edificio caiga o que el aire se vuelva un tornando. Eliminó todo obstáculo y dejó únicamente un enomre rectángulo de metal, tan enorme que sólo faltaban un par de metros para que alcanzará el límite del piso, adivinen quien esta subiendo por este, exacto, todos nosotros.

Nos separamos por el puesto que teníamos, todos los líderes en un sector, toda la escolta en otro y todos los francotiradores en el último. El general se había colocado en la cima, desde ahí nos gritaba que subieramos, que si no lo hacíamos nos pondrá castigo a todos. Podrá apoyarme en muchas cosas pero a veces tengo ganas de matarlo.

Subimos todos de manera conjunta, cada ves que llegaba un viento demasiado fuerte los cables se tenzaban y teníamos que pegar nuestros cuerpo lo más que se podía a la estructura. Después continuabamos avanzando. Se supone que los líderes tenemos que gritar las instrucciones para que nuestra legión las siga, llevo gritando más de diez minutos, la garganta me mata. Mientras subimos constantemente miro hacia abajo, mi mirada viaja desde Marco hacia Joshua y Galeana, luego se coloca en Susejh.

Ella me mira y me lanza una sonrisa, sus ojos se agrandan y de repente cae. Uno de sus cables se zafa del metal y hace que el otro haga lo mismo dejándola caer hacia el vacío. No escucho su grito ni el golpe de su cuerpo cuando resbala por el metal. Actuo rápido y me despego del metal, utilizo la gravedad a mi favor.

Mientras caemos no puedo llegar hasta ella, activo uno de mis cables, mi cable izquierdo y se enreda en su cable derecho, mientras que mi cable derecho se aferra al metal con un chillido. Nos han explicado en las clases teóricas que los cables están hechos con una aleación entre acero y plata, algo indestructible. Siento el freno y mi cadera sufre los daños, quedamos colgadas.

-¿Estas bien?- le digo, ella asiente para luego contestar.

-Si, no se que paso, mis cables estaban en buen estado- me grita, el viento se cuela por mi oído impidiendome escucharla bien.

-Te voy a subir, activa tu cable que no esta cortado-

Le doy un tirón a mi cadera para que el engranaje funcione y enrolle el cable, ella sube y su otro cable se pega al metal cuando llega hasta mi- Gracias- me dice entre jadeos, su rostro esta pálido, no se lo esperaba- No hay que agradecer- escucho el zumbido del metal y cuando volteo los demás ya están con nosotras. Marco, Joshua y Galeana.

-¿Cómo es que pasó?- pregunta Marco

-La verdad no lo se, de repente ya estaba cayendo al vacío- Dice Susejh negando con la cabeza- No vi nada

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora