《•12•》

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El pasaba por cada lugar, con su capa blanca y las largas botas de cuero pintado de azul fuerte hacían un ruido dominante, exhibiendo su puesto, un capitalista había entrado a nuestro salón, ¿con que fin? No tengo ni idea, pero me pone los pelos de punta. El profesor se queda sentado en su silla, observando, respetando la decisión del Capitalista, no había hecho ningún ruido, no había hablado, no había preguntado algo a los alumnos, sólo se paseaba. El uniforme de los capitalistas consiste en un largo y apretado traje blanco, franjas azules recorren las mangas hasta las manos otras un poco más gruesas llegan desde la cadera hasta las pantorrillas y de ahí hasta desaparecer bajo las largas botas que suben hasta la rodilla, la capa era lo que más me gustaba, tenía una capucha, era blanca como los azulejos recién lavados y pulidos de los pisos y en la parte de la espalda el signo capitalista marcado en un azul potente, el signo que representa a nuestro lado, las dos grandes estrellas, en el centro de un círculo de diminutas estrellas, las dos más grandes representa las dos capitales centrales, la del Occidente y la del Oriente. Paso por el lugar de Susejh, quien estaba embobada viendo las botas de aquel hombre, llegó al lugar de Aciel, no hacia contacto con el uniforme o cualquier otra cosa, sólo la vista hacia el frente. Llegó a mi lugar, se paró en seco, trague saliba, yo había hecho contacto visual, sus ojos sobre los míos, se supone que no debo de hacer eso.

-Tu nombre, habitante-

-Samanta- le dije

-¿Tu apellido?- dijo dando la vuelta y poniendo sus manos sobre mi mesa

-Em...- dije dudando, no me gusta decir mi apellido, me recuerda a mis padres y siento que presumo mucho

-Te pregunté algo-

-Si, capitalista, yo...am...- tartamudeaba

-¡Dime tu apellido!-

-Mondragón, señor, Samanta Mondragón- le dije

-No pensé ver a la hija de los Mondragón aquí, te pareces tanto a ellos, ¿Lo sabías?- el insulto quedó en el aire, no le respondí

-Tiene un diamante en bruto aquí profesor- se separó de mi banca, camino hacia el frente- imagine la destreza y agilidad de su madre con el intelecto de su padre

-Si, muchas gracias Capitalista- dijo el profesor

-Mondragón- me llamó por mi apellido, nunca nadie me había llamado por mi apellido- espero verte en la convocatoria para ser Capitalista, tanto talento, no puede ser desperdiciado.

Salió dejando el espacio en tensión, los alumnos fijaron sus miradas sobre mi, Mondragón, no me gusta, me golpea cada ves que lo escucho, me duele.

-Samanta- escuche decir al profesor- ¿Estas bien?

-Si- dije- ¿Porque no debería estarlo?

-Hace mucho que no dices tú apellido, sabía que no te gustaba- no me gusta ni me gustara decir mi nombre

-No se preocupe por mi profesor, siga con su clase- el asintió y prosigio con la clase de anatomía humana, repasando cada músculo y vertebra sobre una proyección tridimensional de un ser humano.

El capitalista conocía a mis padres, tal ves era parte de su equipo, cabe la posibilidad de que sepa algo de su desaparición, necesito seguirlo.

-Profesor- Dije levantándome de mi lugar-Puedo...

Polvo cayó del techo, polvo, de los azulejos, note un ligero movimiento, las lámparas se comenzaban a meser de un lado a otro, me quedé parada, inmóvil, sabía lo que estaba sucediendo, un ataque rebelde.

La primera bomba cayó haciendo que toda la Capital se estremesiera bajo el impacto del primer piso, caí de rodillas al sentir el suelo moverse bajo mis pies. La alarma saltó y con su voz robótica advertía "Ataque inminente detectado, evacuen los pisos superiores, diriganse a las compuertas de emergencia, repito,..." La voz me destruía los tímpanos y hacia que el esqueleto se moviera, estamos bajo ataque, el ruido y el pánico se hizo presente, me pare y salí corriendo, tras de mi mis amigos continuaban la marcha, los elevadores estaban cerrados, las salidas de emergencia son los túneles, los pasadisos que yo encontré.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora