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No mido el tiempo que llevo en la superficie, pero se que ha pasado lo suficiente como para crearnos fama por todas las capitales.

Se dice que cuando una capital manda a una nueva legión al Sector A es porque creen que podrá hacer algo aunque la mayoría de las legiones jóvenes mueran en el primer día de salida. Comentan que es un milagro que nosotros hayamos ayudado tanto en tan poco tiempo.

Hemos recorrido diferentes ciudades, caminado distancias agotadoras incluso peleado contra rebeldes de diferentes rangos y aun así seguimos en pie. La legión AlfaOmega sigue arrasando con cualquier enemigo.

Nos llaman "La legión milagrosa" un nombre tonto a mi parecer. Actualmente somos la legión más joven de todas hasta creamos que los rebeldes susurren nuestro nombre cuando los atacamos, el miedo que hemos creado remuerde conciencias por todo el mundo, así nos hemos ganado nuestro puesto y las legiones mayores a nosotros nos respetan.

Ahora mismo vamos de camino hacia un campamento Capitalista, haremos escala en ese lugar para dirigirnos hacia un nuevo objetivo aunque todavía no nos han dicho que encontraremos. Marco, Galeana y Joshua han aprendido a protegerme demasiado bien, son de ese tipo de personas las cuales parecen tu sombra, todo el tiempo pegados alrededor de mi. Susejh ha mejorado muchísimo su puntería, el otro día le voló la cabeza a un rebelde desde un edificio, calculo que serían más de 200 metros, ese es el rango que tiene su francotirador. En lo personal ahora pienso mucho mejor las cosas, calculo tiempos, distancias, enemigos y doy las órdenes más rápido que antes. Hemos mejorado para sobrevivir.

-¿Cuanto faltará para llegar?- se queja Susejh arrastrando los pies sobre la tierra.

-El general Andreu dijo que llegaríamos hoy, hay que confiar en eso- le contesta Marco.

-Tengo mucha hambre y necesito darme un baño urgente- Galeana golpea una piedra con su pie lanzandola varios metros hacia su lado.

-Dejen de quejarse, llegaremos cuando tengamos que llegar, no bajen la guardia- les digo.

-Entendido- dicen todos al mismo tiempo, no más quejas ni berrinches, ellos aceptan cuando les digo que se callen. Seguimos caminado un gran tramo hasta por fin ver las tiendas azules y los transportes llegando. La gente que esta establecida ahí nos mira y llevan sus manos hacia su pecho, saludo de bienvenida.

Los líderes agachamos las cabezas en señal de agradecimiento. Vamos hacia los grandes contenedores de comida y nos sirven en platos de metal todo revuelto. Es comida y no se debe de desperdiciar, nos sentamos sobre una de las largas mesas de afuera y comemos al aire libre, mientras me llevo comida a la boca escucho susurros-" Son ellos", "La legión milagrosa", "No tenía idea de que fueran tan jóvenes"- algunas cosas así se decían a nuestras espaldas.

-Pasaremos la noche aquí y mañana temprano partiremos hacia el norte- les digo, asienten las cabezas.

-Primero tomen una ducha ustedes chicas, Josh y yo tomaremos guardia- le doy las gracias y cuando nos vamos a parar alguien llega a la mesa asotando manos creando alboroto.

Vemos a la chica, de unos casi treinta años.

-¿Son ustedes la legión AlfaOmega?- pregunta.

-Si, ¿hay alguien que nos busque?- le dice Galeana impaciente por tomar un baño de agua fría.

-Quería darles las gracias por lo que hacen, hace unas semanas salvaron a mi hermano, era un rehén en el campamento rebelde cerca de la ciudad Cúspide, me dijo que cuando creía que todo estaba perdido, unos niños tan fuertes como hombres y mujeres llegaron a partir el campamento- dice emocionada la chica, no tengo idea de quien es su hermano, aunque si recuerdo salvar a unos rehenes en aquel lugar.

-No hay que agradecer nada- le digo- Eso es lo que hacemos.

Asiente enérgicamente y se va dando saltitos, es demasiado niña como para tener esa edad. Nos indican que hay unas regaderas improvisadas a la orilla del campamento. Cuando vamos ahí vemos que sólo son cortinas mal colgadas y el agua sale de un tubo sobre encima de la cabeza. Me meto dentro de una y me quito el uniforme, aprieto un botón y el agua sale con fuerza, fría como el metal.

Tallo con fuerza todo, incluso mi mano derecha quedó roja de tanta fricción. Intento quitar la tierra pegada a mis botas. Marco me pasa ropa limpia y me vuelvo a poner mi traje, siento cierta angustia cuando no lo llevo encima. Con el cabello mojado me salgo y me pongo las botas , nuevamente me coloco la espada y la pistola a mis costados. Le cuido la espalda a Marco mientras se baña y mientras veo a mi alrededor, un poco más lejos de aquellas- asquerosas- regaderas, veo trincheras hechas debajo del suelo, básicamente son agujeros.

Cuando ya todos estamos listos nos dan un lugar para dormir. Una tienda. Entramos y nos ponemos cómodos, hay algunas almohadas y mantas pero nada lujoso. La noche ha caído y la penumbra nuevamente nos engulle. Logramos dormitar, al menos unas horas hasta que.

-¡Huyan!- alguien grita.

Abro los ojos. Es un sueño. Vuelvo a dormir.

-¡Son rebeldes!- otro grito, aun más cerca.

Me pongo de pie y abro el cierre de la tienda, fuego y disparos por doquier. Despierto a los demás y salimos alarmados. Entre la noche no alcanzo a distinguir lo que pasa, busco con la mirada a alguien conocido, encuentro a Camila quien intenta correr por su vida. La detengo del hombro y no necesito hacerle preguntas sus ojos me lo dicen. Los rebeldes han pedido venganza.

En cuanto ella corre vuelvo hacia atrás desenvainando mi espada y trotando hacia el caos, es mejor ayudar que salir corriendo.

-Legión mantenganse junta, no se separen, Susejh peleas en tierra- los demás asienten y sacan sus armas justo cuando nos adentramos a un lado de los generales. Luchando hombro con hombro.

Todo hay que admitirlo y es que nos ganan en número, he visto varios cuerpos tirados todos con capas azules y trajes blancos. Por un momento pierdo de vista a mi legión y los busco desesperadamente con la mirada. Estoy a un lado de las regaderas. No veo nada.

Siento como algo me jala del pie y caigo hacia una trinchera, abro los ojos espantada y le apunto a la cabeza a Marco, un reflejo.

-Sam, no ganaremos esta ves, sugiero una retirada- los demás están en fila mirándome. Los gritos me llenan los oídos pero alcanzo a escucharlo bien. Deberíamos quedarnos, deberíamos ayudar. Pero puede que no salgamos vivos esta ves. Lo pienso y voy a decir que si cuando otra cosa aparece de la nada.

Algo cae a mi lado.

Lo miro bien, resulta ser una caja negra, más pequeña que mi mano. Parece inofensiva. Algo se activa dentro de mi. Empujo con fuerza a Marco, no se lo que sea eso, tampoco se lo que tenga dentro pero algo me dice que corra, que corra y que escape.

-¡Retirada! ¡Aho........!

De un momento a otro la caja explota, a tan sólo centímetros de nosotros.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora