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La salida ya se había dado en todos los pisos, estaba parada afuera del scanner en el piso de aprendizaje básico, los niños salían corriendo, buscando a sus padres, todos tan bajitos que podía ver su cara a metros de distancia. Sus padres los recibían con los brazos abiertos, ya fueran capitalistas o simples cocineros, todos felices por ver a sus hijos después de una jornada de trabajo. Me pregunto, hace cuanto tiempo alguien no me recibía de esa forma, sentía mis ojos arder y las lágrimas amenazaban con salir. Aquí no, por favor, aquí no.

-¡Sam!- la vocecita de Mirahí me trajo de nuevo, venía corriendo hacia mi con los brazos abiertos, trate de comprenderlo, tal ves, ya no era mi turno de salir corriendo hacia los brazos de alguien, sólo tal ves ahora me tocaba abrir los míos.

-¡Hey Mirahí! ¿Lista?- le pregunté ella asintió enérgicamente con su cabeza
Salimos hacia el piso donde estaba nuestro recinto, el piso de educación básica estaba tres pisos arriba de donde yo estudiaba, tardariamos más en llegar al recinto, pero, parecía que a Mirahí no le interesaba, ella saltaba y daba brinquitos cual niña pequeña, era adorable ver como disfrutaba su infancia a pesar de no ver a sus padres en un buen tiempo.

-¿Saldrás hoy Sam?- me dijo ella sin voltearme a ver

-Si, hoy de nuevo fui al colegio y me encontré con unos amigos, saldremos un rato- le dije, ella se paró repentinamente, dejándome confundida a tan sólo unos pasos de ella

-¿Qué pasa Mirahí? ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?- le dije arrodillandome junto a ella para alcanzar su estatura

-No, es sólo que, yo quería jugar contigo llegando al recinto, pero ya no podré- dijo desviando la mirada, Mirahí y yo jugábamos a que salíamos de los cien pisos y nos imaginábamos como era el mundo exterior, un día Mirahí penso que el cielo sería de un color rosa chillón, nos reímos mucho al pensar eso, aunque yo no creía que el cielo era de un color tan fuerte para la vista

-¿Qué te parece si jugamos ahora?- le dije

-¡Si!- me dijo gritandome

La tomé en brazos y la cargue por encima de mis hombros, simulando que ella piloteaba una nave capitalista, dábamos vueltas por los corredores y pasillos, la gente se nos quedan mirando raro, a nosotras no nos importaba, sólo jugábamos.

Después de la pequeña travesía que hicimos llegamos al recinto, me despedí de ella y le dije que cualquier cosa que necesitara me enviara un comunicado por su sistema, no le molestó en absoluto que yo me fuera, en cambio me dijo que me esperaría con ansias para volver a jugar.

Cerré la puerta del recinto y me dirigí hacia donde estaban los demás, vivían un piso arriba, llegaría bastante rápido.

Estaba afuera de la puerta y le envíe un mensaje a Ana, una de ellas, que ya estaba aquí y que me diera el pase para entrar, con gusto accedió y entre en su recinto.

Salude a todos y me senté en los sillones de la sala.

-Bueno, ahora cuentas ¿o que?- dijo molesta Suse

-Ya ya, pero tienen que jurarlo que no se lo dirán a nadie- pase mi mirada por todos, tenían sus ojos bien abiertos esperando el gran secreto, los ojos de Suse sacaban chispas de curiosidad- No vine a la escuela durante todo este tiempo porque estaba espiando a los eruditos

-¡Los espiabas!- grito Alessandra

-Baja la voz- le dije en tono de regaño

-¿Que conseguiste, planos de naves, imágenes del mundo exterior?- pregunto Aciel

-Primero encripte mi tarjeta de almacenamiento, después intenté bajar todos los archivos y reportes acerca de cada cosa que pasara afuera de los pisos-

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora