《•47•》

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Siento como el movimiento de detiene. Se detiene con un chirrido y escucho la respiración de Susejh cortandose.Se abre la puerta.

Al principio, las esperanzas se desvanecen ya que entramos a un espacio cubierto por paredes y lugares vacíos, cuando volteo hacia arriba nuevamente me encuentro con las luces blancas iluminando todo aquel que este aquí. Siento como alguien me empuja y me quita el brazo para pasar, uno de los Capitalistas que nos acompaña voltea a verme como si fuera basura, le regreso la mirada y el sigue caminando hacia adelante.

-Esperaba algo menos...conocido- comenta Galeana decepcionada del espacio aquel.

-Ni me digas- susurro-Vamos, no se separen, desde aquí nada es conocido.

Todos asienten y hacen lo indicado, se pegan más a mi. Caminamos detrás del general Tomás quien va saludando a viejos amigos o compañeros de transporte. Me dedico a estudiar todo aquello. Las personas, el aire, el ruido, a pesar de estar a tan solo unos metros de todo lo salvaje, las personas se siguen comportando como si estuvieran bajo tierra, robóticas y continuas. Ya quiero salir.

-Capitalistas, todo esta listo, vamos- el general Tomás nos indica y los seguimos hasta una gran puerta, enorme, parece de metal lo suficientemente fuerte para recibir impactos o cualquier cosa que este allá afuera.

Una alarma suena y unas luces rojas se activan alrededor de la gran puerta, la alarma suena tan fuerte que tuve el instinto de taparme otra ves los oídos, intentó acostumbrarme a lo nuevo. La puerta se abre lentamente y la brisa entra demasiado fuerte, un has de luz cruza todo el lugar que luego se convierte en una cascada de luz...amarilla...la luz es amarilla, cálida, esta luz calienta.

Entrecerramos los ojos ya que es demasiado fuerte. Un Capitalista nos ve con mirada burlona.

-Novatos- nos grita.

No le contesto, no es momento de intentar hacer algo imprudente. Cuando la pierta se abre lo suficiente como para pasar el general mueve su mano y lo seguimos, cruzando la línea entre la seguridad y la libertad.

Estoy en el exterior

Algo dentro de mi se revuelve al ver el mundo que se extiende frente a mis ojos, mis botas se unden sobre la tierra y mis pulmones se llenan de aire fresco, una inmensidad, un mundo completamente nuevo, con peligros y sin límites que tener, aunque también es un mundo extremadamente muerto. Las hojas de los árboles deberían de ser verdes, estas son de color gris. No hay hierba que me haga cosquillas en los pies, en su lugar, tierra café lo cubre todo. Cuando volteo hacia arriba, las nubes son grises, no tengo idea de lo que significa. Y el cielo, no es de color rosa como Mirahí lo decía, era un cielo sin vida, un cielo sin color.

Toda mi legión se detiene al ver tanta tristeza combinada en el paisaje. Marco me mira a los ojos y me da media sonrisa, era una de mis metas, ver el cielo. Ahora que ya se como es me dan ganas de llorar.

-Al menos no hay techo- comenta Marco a un lado de mi.

-Aprovechemos eso- le devuelvo la sonrisa y me dirijo hacia los demas-No nos quedemos atrás.

Seguimos caminando, hasta llegar aun lugar con concreto en ves de tierra. Veo unos artefactos, con ruedas y puertas, son de color blanco y en la parte de enfrente veo las estrellas de la capital. Me da más curiosidad que avanzo más deprisa, casi troto. El general nos dice que subamos, las puertas se abren y nos dejan hasta el final, mal acomodados en los asientos. Cuando la bestia metálica hace un ruido monstruoso Galeana se aferra a una barra de metal que hay por ahí, parece que causa nos risa ya que todos comienzan a susurrar y a dar risitas.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora