《•68•》

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Sabía que iba a estar en problemas por iniciar una rebeldía desde la aeronave.

Corrí con todas mis fuerzas hacia la entrada de la capital. Luces rojas se veían desde la distancia, la capital a entrado en estado de emergencia por lo tanto los primeros pisos tienen que estar evacuados y la gente ya debía de haber bajado a un lugar seguro. La gran puerta esta sellada, cerrada completamente recibiendo ataques de las cajas negras y disparos fallidos.

-¡Susejh, no hay lugar para un puesto, atacas con nosotros!- le grito.

-¡Entedido!- se coloca y asegura su francotirador para que no le estorbe, mientras prepara su espada.

-¡Los demás....!- no puedo seguir porque Marco dice algo.

-Ni creas que me separo se ti- me río.

Por fin llegamos de imprevisto. Blandiendo mi espada logre cortar a varios mientras que con mi mano izquierda le disparaba a todo aquel que estuviera en mi campo visual. Tuve que cerrar mi ojo para dispararle a alguien que estaba apunto de matar a un compañero.

-¡Sam, tenemos que avanzar!- me grita Marco. Busco con la mirada un camino por el cual avanzar.

-Ganemos terreno, ven conmigo- le digo. Me asiente la cabeza y mientras avanzamos parecemos que bailamos entre tanta gente.

Disparos por aquí y por allá, gritos y tenemos que brincar varios cuerpos. No quiero mirarlos sólo corro atraves de la gente. Veo que algunos Rebeldes están escondidos detrás de los transportes. Preparando más cajas negras. Me dentengo y con una seña le digo a Marco que rodee por el otro lado y ataquemos. Eso hacemos y cuando llegamos los matamos a todos sin saber que hacer con las cajas. Nos sorprendemos al ver un montón de bombas colocadas de manera que crearon una "super bomba".

-¿¡Que hacemos?!- pregunta Marco. Pregunta arrodillanose junto a una pantalla de color roja, dos minutos y todo esto estallara.

Mi cabeza se acciona y mi vista va hacia el transporte. Cierro los ojos, esto tiene que funcionar.

-Ayúdame a meterla en el transporte- le digo guardando mis armas y con mucho cuidado y temblandome los dedos agarro las cosas y las pongo en el siento del copiloto.

-¿Qué piensas hacer?- me dice Marco mientras me subo al asiento del piloto frente al volante. El me mira aterrorizado desde la ventana rota.

-Reunete con los demás, quedas a cargo si algo pasa- se aferra a los cristales rotos.

-No haré eso- me dice apunto del colapso.

-¡Es una orden!- no se como accionar esto hasta que veo una scanner. Paso mi tarjeta y la cosa se enciende, piso el acelerador a todo lo que pude y arranco hacia una dirección lo más lejos de la capital. Por el espejo veo a Marco quien se da media vuelta y comienza a correr de nuevo hacia la batalla mientras yo me alejo con una bomba a punto de estallar.

Veo de reojo la pantalla roja, un minuto y retrocediendo. Saltare cuando queden cinco segundos accionando mi campo de protección. Aprieto de manera que el volante se unde bajo mis manos. 40 segundos. Cierro los ojos, no quiero morir.

Mis pies me comienzan a temblar al igual que mis piernas. 15 segundos, no quiero morir.

Abro la puerta de una patada tan fuerte que se queda trabada para dejarme salir.

3 segundos, maldición.

Activo mi campo y siento la ola de calor. No me doy cuenta cuando estoy rodando por el suelo y de repente todo estalla. Me hago un ovillo en el suelo cubriendome la cabeza. El campo sigue activado protegiendome de los pedazos de metal caliente que caen desde arriba. Abro los ojos y estoy envuelta en una nube negra que me impide ver hasta donde he llegado. Me paro con mucho cuidado y un holograma aparece frente a mi.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora