《•61•》

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Con delicadeza y tratando de no lastimarme me quito la venda.

Estábamos en el pie de la colina que utilizamos para la emboscada. Nos sentamos en el suelo a esperar que llegaran los transportes. Cuando logro quitarme completamente el vendaje observo que mis heridas están un poco abiertas sobre mi palma derecha. Hago lo mismo con mi otra mano pero esta está curada, sin ningún rasguño visible.

-Deberíamos pedir otro vendaje Sam- se acerca Josh. Me toma la mano con delicadeza y examina con cuidado mis heridas abiertas.

-Estaré bien sólo se abrieron tardaré horas en recuperarme- le digo. Josh se ocupó de estudiar medicina y primeros auxilios junto conmigo en la capital. Según las leyes debe de haber alguien capacitado para manejar situaciones de riesgo aparte del líder. El líder tiene conocimiento de toda arma y todo movimiento dentro de su legión, es por eso que se manejar el francotirador de Susejh y un poco de medicina como Joshua.

-Iré a preguntar a las demás legiones si tienen vendas

-No es necesario pero gracias- vuelvo a recargar mi mano sobre mi pierna. Me punza y con lentitud se hacen caminos rojos hacia abajo.

-Iré contigo- Galeana se para y veo como se alejan acercándose a los demás.

Me quedo junto con Susejh y Marco. Susejh esta recalibrando su francotirador ya que la mira se ha dañado con el paso del tiempo. Marco tiene la cara escondida tras sus rodillas. Se siente mal por no haberme protegido como es debido, fue mi culpa por pedirles que se alejaran de mi. Si se hubieran acercado hubieran acabado en el piso. Fue bueno arriesgarme. Siempre es bueno dar la vida por otros.

Con mi mano herida saco mi espada y la observo a contra luz. Necesito afilarla. Paso mis dedos desde el mango hasta la punta y tiene algunas abolladuras muy pequeñas. Le haré un mantenimiento junto con mi pistola.

-Oye Marco- le digo devolviendo mi espada a su funda.

-Dime- sigue escondido. Apretandose las rodillas con los dedos hasta que se le quedan blancos.

-Sabes que no fue tu culpa ¿verdad?

-Soy el que dirige dentro de la escolta, fue mi error y mi responsabilidad- dice cuando levanta la cabeza.

-Yo te di la orden de alejarte, no estoy diciendo que fuera mi culpa, digo que si te hubiera tenido cerca hubieras querido salvarme, hubieras muerto- me acerco más a él.

El se me queda viendo y luego intenta sonreír.

-Se me olvida que sabes lo que haremos todos- me dice tallandose los ojos.

-Soy tu líder y sea cual sea mi orden la tienes que obedecer. Cualquiera Marco

-También a veces se me olvida que somos una legión que lucha contra los rebeldes. Se me olvida ser soldado y de repente actuo como si fuera un niño- me dice viéndose las botas. Mueve la tierra debajo de ellas- pero reconosco que el puesto más doloroso es el líder.

Tiene razón, ser líder no es fácil.

- A veces, si tengo que lidiar con amigos que no acatan órdenes- le digo riendome. El también se ríe. De un momento a otro me abraza. Hace demasiado tiempo que no tengo contacto así con alguien. Lo rodeo con mis brazos y entierro mi cara en su hombro. Huele a sudor y a tierra.

-Gracias Sam- dice tan cerca de mi oído que me estremesco.

-¿Porque?

-Si alguien más fuera el líder ya nos hubiéramos derrumbado- se despega de mi pero mantiene sus manos sobre mis hombros. Le doy una sonrisa.







Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora