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-Por favor no se vallan-les decía, les gritaba he imploraba, a mis padres- Tenemos que Samanta-me decía mi padre mientras mi madre me abrazaba-Porfavor no- las lágrimas salían sin parar, ellos me dijeron adiós y me dejaron a cargo de mi prima mayor junto con mi hermano, seguía pataleando y llorando, es duro ver a tus padres partir y sobre todo cuando sabes que podrian no regresar. Ellos salieron por la puerta de embarque dejándonos solos y encerrados bajo tierra. Me zafe del agarre de mi prima y corrí tras ellos, la gente me perseguía pero yo quería a mis padres, los quería junto a mi, para siempre.

-Samanta- Alguien me decía

¿Mama?

-Despierta- seguía insistiendo

¿Qué?

-Llegarás tarde al colegio-

Abrí mis ojos encontrandome con Denisse, mi prima de 19 años de edad, salió de la habitación dejándome sola, voltee hacia abajo, pues dormiamos en literas, mi hermano, Fernando, dormía tranquilamente en su cama, me talle los ojos y salí de la mía.

Acomode las sábanas y el cojín en su lugar, me estire y me dirigí hacia la cocina, olía bien-¿Qué preparas?- le pregunté a Denisse-Lo de siempre- me contestó,lo de siempre era embutido de vegetales con pedazos de carne incrustados en estos, delicioso. Jale una silla de la mesa y me senté en esta, aún tenía sueño y bostezaba constantemente-No bosteces tanto Sam, es un acto de rebeldía- me dijo Denisse mientras ponía el plato de comida en frente de mi- Si, lose- le dije, comí en silencio, mi hermano seguía dormido y supongo que Mirahì también, era mi prima menor, en total en nuestro recinto éramos Denisse, quien era la más grande, después seguía yo con 14 años, mi hermano Fernando quien es un año menor que yo y al final Mirahì la más pequeña de 7 años, muy pronto 8.

Termine mi plato y lo lleve a la cocina, lo lave, lo seque y lo puse en su lugar. Me dirigí hacia mi habitación de nuevo para sacar mi uniforme, zapatos blancos, calcetas altas blancas, falda blanca con toques azul marino, la camisa del mismo color y el saco largo azul marino, no es que tuviéramos variedad, sólo teníamos 3 cambios de ropa en todo el día, el uniforme de la escuela, el traje de media tarde y el conjunto ligero en la noche para dormir. Me lo coloque sin ducharme, me había bañado la noche anterior así que mi cabello estaba fresco y limpio.

Observé la cama de Mirahì, seguía dormida, le quite unos mechones de la cara y le susurre un *Hasta luego* ella se removio en su pequeña cueva de sábanas y mantas, sólo pude poner una sonrisa en mi cara. La cama de mi hermano ya estaba vacía y acomodada perfectamente, supuse que se estaba bañando, no tardaría mucho, no podemos demorarnos más de 10 minutos, se concidera un acto de rebeldía utilizar más agua que las demás personas. El salió al cabo de un rato y me dio los buenos días, lo mismo hice y me metí en el baño, me mire en el espejo y tenía unas ojeras debajo de mis ojos. Me peine y alise el cabello amarrandolo con una liga, no podiamos llevar adornos en el cabello o en cualquier otra parte del cuerpo, lo único que permitian era un lazo azul atado a la cola de caballo. Teníamos un collar pegado al cuello, todos teníamos uno y de esa cadena colgaba una pequeña tarjeta de color gris metálico, es nuestro chip que nos identifica como habitantes de la Capital, dentro estan nuestros datos, pero también se utiliza como base de almacenamiento general, sus siglas AGC, como Base de Almacenamiento General Capitalista, nosotros no somos considerados capitalistas, ellos son los importantes, son preparados y juzgados ante el consejo, nosotros somos simples habitantes de la Capital.

Salí del recinto y a pesar de ser temprano las cosas en todos los pisos ya eran ajetreadas-Samanta- escuche decir tras mío, era Denisse, me alcanzó unos metros de la entrada de nuestro recinto- Nececito que recojas a Mirahì del colegio, tendré unas prácticas en el piso de médicos y no tendré tiempo de recogerla- me dijo, yo asenti con mi cabeza y me dirigí hacia el colegio.

Para desplazarnos entre los pisos existen los elevadores de antigravedad, son lo suficiente mente grandes para que 15 personas quepan dentro, y en promedio existen unos 20 elevadores en cada piso, estos conectan los 100 pisos, el piso de aprendizaje estaba 5 pisos arriba del que me encuentro. Me acerqué a uno de estos y esperé, me encontraba en frente esperando que el elevador subiera y me recogiera, veía a los eruditos, ellos son los que crean las armas y elaboran los planes para los capitalistas y hablando de ellos justo al lado mío se paró uno. Nosotros como estudiantes tenemos que rendir respeto hacia los capitalistas y es por eso qué cuando ves a uno tienes que verlo a los ojos y gritar *¡Capitalista!* con la mano derecha posada encima del corazón y el té respondera de la misma forma sólo que gritando *¡Fin a los Rebeldes!*, eso hice y automáticamente terminando la muestra de respeto el elevador llegó. Los elevadores pasan y se abren en cada piso, habría muchos problemas si apretaran un botón con el número del piso en el cual ir. Pasamos desde el piso 1 hasta que llegue al mío, baje despidiendome de los que se encontraban en el elevador, camine por los pasillos y encontré mi salón, afuera de cada uno de los salones hay un escáner, tienes que pasar tu tarjeta de identificación para confirmar tu asistencia a clases, pase la tarjeta pero yo no entre al salón.

Hace ya más de 2 años que no asisto a las clases, me aburre estar metida en un salón con más de 40 compañeros y escuchar hablar al profesor de la historia de las Capitales, también tengo otro problema y es que aprendo muy rápido, si me lo enseñan una ves lo tendré guardado en mi memoria por siempre, no me lo tienen que repetir cada ves que voy al colegio.

Antes cada piso se conectaba por escaleras cuando el proyecto de las Capitales se lanzó anterior a la guerra, descubrí esos pasadizos un año después de que se fueran mis padres, tenía que pasar por una tubería escondida en los pasillos más alejados del piso, lo encontré y la abrí. Caí y era obvio que estaban obscuras y descuidadas,-Sistema, linterna- le susurre a mi tarjeta y esta empezó a brillar dándome la luz que necesitaba. Baje por los pasillos hasta llegar a los más bajos, donde se encontraban los capitalistas, eruditos, el consejo y el Dictador de la Capital, el es nuestro líder y se hace cada cosa que el diga o se ponga en las leyes. De nuevo me metí en las tuberías, para espiar a los eruditos, había rejillas en el techo por donde circulaba el aire y yo podía ver todo lo que hacían y que no se nos permitía ver. Todos los días estaba aquí aprendiendo a ser códigos o a encriptar mi tarjeta, un día después de tanto intentar logre hacer que mi tarjeta estuviera encriptada por lo tanto nadie sabría que tenía dentro de mi almacenamiento, de repente recibí un mensaje, coloque la tarjeta horizontalmente y el panel de holograma se abrió, se podría decir que tengo celular, computadora, linterna, alarma, todo lo necesario estaba dentro de la pequeña tarjetita de mi cuello. -¿Vendrás por mi Sam? - era un mensaje de Mirahí-Claro, estoy ahí en 10 minutos- le envíe de nuevo el mensaje, iba a retroceder cuando la rejilla debajo de mi se tambalea un poco, me quedé estática unos segundos hasta que esta se rompió dejándome caer en la sala de los eruditos. Ellos no se percataron de que yo estaba ahí, arroje la rejilla por el hueco del techo y me quedé sentada pensando en que iba a ser, estoy en serios problemas.

Salí de la sala con mucho cuidado-Hey habitante ¿Qué haces por aquí?- se escuchó a alguien detrás mío, de nuevo estaría en problemas- me perdí- le mentí con los ojos más sinceros que tenía- No es cierto- bufe, puse una sonrisa en mi cara y le dije- Si, lose- le dije y ahí es cuando comencé a correr hacia los elevadores con los guardias Capitalistas pisandome los talones.

Los Cien Pisos (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora