C7 LOS RATONES DE CINDERELLA

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Cinderella se levantó temprano, como todos los días, y como todos los días comenzó a preparar el desayuno junto con Mary, la cocinera

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Cinderella se levantó temprano, como todos los días, y como todos los días comenzó a preparar el desayuno junto con Mary, la cocinera.

— Tu madre está preocupada. Me preguntó por ti — comento Mary antes de darle una probada a la sopa de hoya.

Cinderella, quien estaba cortando zanahorias dijo con cierto reproche en su voz — Si tanto se preocupa por ello, porque no viene ella misma a preguntar. Su cuerpo está entero, no le falta nada —.

— No seas así. Tu madre se preocupa por ti todos los días —.

— ¡Claro! Ella está muriéndose de preocupación en un techo sin nadie para hacerle la vida imposible y yo aquí cortando verduras. Sus sentimientos han sido recibidos—.

— ¡Ya lista! ¡Carruaje limpio! — dijo Gusgus.

Le siguió Jaqjaq — Los animales han sido alimentados.

Gusgus y Jaqjaq eran un par de chinos que llevaban poco más de cuatro años trabajando en la mansión Tremaine.

Gusgus era un hombre relleno con rostro amable y que sonreía la mayor parte de él tiempo, no por alegría sino por vergüenza, pues no entendía al cien por ciento el inglés todavía. Su nombre era Guo Guogong, pero para los sirvientes era difícil y raro pronunciar el nombre, así que lo llamaban Gus y con el tiempo se transformó en Gusgus.

En cambio, Jaqjaq hablaba con mucha fluidez el inglés pero aún conservaba el acento chino. De cuerpo delgado y rostro afeminado. Su nombre era Jiang, solo Jiang, pero él mismo pedía ser llamado JaqJaq, pues así le llamaban todos sus amigos chinos.

— Gracias Gugus. Gracias Jaqjaq — dijo Mary. — Ella, el caldo está listo. Ve a llevarlo —.

Cinderella le lanzó una mirada llena de reproche a Mary y está se escudó detrás de Jaqjaq diciendo: — ¿O prefieres ser tu quien ordeñe a las vacas? — .

Levantándose de mala gana, Cinderella tomó los platos y comenzó a servir caldo en ellos.

Lady Tremaine y Anastasia ya estaban sentadas cuando Ella llegó con la bandeja, sirviendo a cada una un plato. Cuando terminó, hizo una leve reverencia para despedirse e ir nuevamente a la cocina pero un sonido la hizo girar de vuelta a la mesa.

Uno de los cubiertos de Lady Tremaine había caído, o más bien, la Sra. Tremaine lo había tirado al suelo.

Cinderella dio unos cuantos pasos y cuando se agachó para recogerlo sintió el tibio té vertiese sobre ella. Levantó levemente la cabeza para ver a Lady Tremaine, quien estaba mirando el periódico con una mano mientras que la otra, descaradamente, tenía la taza volteada sobre ella.

Si las emociones fueran tan poderosas, Cinderella habría matado y despellejado a la mujer mayor.

Cuando la rubia se levantó para ir por los artículos de limpieza, Lady Tremaine dejo caer la taza al suelo y se levantó al mismo tiempo que doblaba el periódico para dejarlo sobre la mesa.

— Límpialo — dijo. — Anastasia, no comas. Ven conmigo— .

La castaña, que apenas y logro poner una cucharada en su boca tomó aire y dijo con timidez — Con todo respeto mamá, tengo hambre y... —.

Su madre la interrumpió — ¡Ahora! — .

Anastasia mordió levemente su labio inferior, mirando de reojo a Cinderella para pedirle perdón con la mirada. Cosa que la rubia acepto asintiendo y aconsejándole con la cabeza que fuera con la señora de la casa.

La rubia se preparaba para limpiar la habitación de Lady Tremaine pero algo la detuvo, madre e hija estaban en la misma habitación. En la habitación de Anastasia.

Rápidamente se ocultó a un lado de la puerta, donde escuchó decir a la castaña.

"— Mamá ¿Qué es todo esto? — "

"—Hija, —" decía Lady Tremaine "—seré honesta. Tú no eres bonita y nunca lo serás, tampoco tienes la gracia de Griselda ni la mitad de sus pretendientes... claro, antes de la boda. Al principio confiaba en que el príncipe Hans te desposaría, se veían tan bien juntos y él estaba pegado a ti como si fuese un pato detrás de la madre, pero no sucedió—." Lady Tremaine soltó un suspiro al cielo "—Annie, hija mía, como madre no hay nada que desee más que verte casada y bien cuidada. Yo sé que a ti no te importaría vivir en una casa en lo más putrefacto de Londres si tu corazón se siente a gusto con su compañero pero como madre eso no me basta, yo quiero partir de este mundo sabiendo que estás en una casa cálida en invierno y fresca en verano, que tienes comida en tu mesa, un legado y que no sufres carencias. Como cualquier madre. Siempre te deje llevar lo que querías, por muy horrible que fueran los colores, pero ahora no puedo darte esa libertad. Cuando cumplas los veinte será más difícil que consigas un buen matrimonio. Déjame hacer esto—"

"—Me parece muy excesivo—"

"— ¿Qué madre no es excesiva? —"

Después de escuchar eso, la rubia camino directo a la cocina para ver a Mary. La mujer estaba asomándose por la ventana.

-—Mary — le llamó — ¿Qué sucede? — dijo al asomarse junto a ella, teniendo un panorama distinto al común.

Hombres bajaban grandes cofres de un carruaje, y finalmente, una dama inglesa salió del mismo.

— ¿No es maravilloso? — comento Mary.

— ¿Qué? —

Mary miró a Cinderella por unos segundos y dijo — Miss Crawley, la modista más famosa de Inglaterra y Francia está aquí con cofres llenos de vestidos. ¡Es maravilloso! Lo más seguro es que Lady Tremaine se los de todos a su hija, no por nada saco toda la ropa de Anastasia para darla a la caridad ayer—.

— Cállate — le escupió la rubia.

Mary era una mujer muy lengua-suelta, de aspecto carismático pero no agraciado, y aunque lo negara, mantenía una relación con JaqJaq. A pesar de todo eso, era una joven mujer agradable y amable.

***

Ya en la noche, Cinderella fue al cuarto de Lady Tremaine para quitar los arreglos de su cabello y peinarla. Después fue a la habitación de Anastasia, quien esperaba pacientemente en el tocador.

— ¿Cómo estuvo tu día? — preguntó Cinderella sin tener realmente interés en la respuesta.

Anastasia miró al ropero que estaba a punto de reventar y la rubia notó el cansancio de la castaña.

— Que lindo. Tu madre te compro todo eso para que te veas bonita — dijo la rubia, resistiendo el agregar "claro, porque eres fea y siempre lo serás. Así lo dijo tu madre".

— No me gustan. Son demasiado llamativos... lo menos que quiero es que me miren cuando me caigo—.

— Los hombres son animales que aman proteger cosas más frágiles. Usar vestidos tan llamativos lograra llamar su atención... si te caes unas cuantas veces no está mal, técnicamente es un plus para dar impresión de necesitar una figura imponente y poderosa para protegerte—.

Entonces, una pregunta inesperada salió de la boca de Annie: — ¿Tú crees que soy bonita? —.

Ella la miró por el espejo, se quedó callada con una mirada indescifrable. Después salió de la habitación dejando a la castaña con la pregunta en el aire.

Si bien su plan era decir "no" junto con todos sus defectos físicos, no pudo hacerlo, Anastasia había sido tan buena con ella durante todos estos años, y aunque tenía la espinita de la envidia, no le rompería así el corazón.

Por lo menos no ahora.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora