C31 OBSERVACIONES

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Frente al gran castillo había dos jóvenes paradas, intentado observar la parte más alta, sin embargo la concentración terminó cuando la pelirroja se quejó. — Entiendo la parte en la que entras y tomas tu venganza, pero la parte en la que te debo acompañar aún no me queda clara —.

— Yo no te obligué, fue tu padre — se excusó Annie antes de entrar. — Aunque le comenté a tu padre qué sería de gran ayuda, así que técnicamente lo hice. Si, acepto la culpa —.

Megan lanzó un suspiro al cielo.

Ambas jóvenes habían entrado al Castillo de las Magnolias. El hogar de la familia real.

Al pisar el primer escalón, Annie sintió una vibración por todo su cuerpo. Era miedo, pero ella prefería llamarlo una simple turbulencia.

Los arreglos de Lord Fergusson habían sido perfectamente buenos, no solo lograría entrar al castillo sino que también podría pasar desapercibida como una simple sirvienta con una prima lejana, la prima obviamente era Megan, quien ahora se estaba sacando una costra de maíz del diente.

— Detente. Es desagradable para la vista —.

— Pues no mires — contestó Megan después de lanzar el residuo.

Poco después de entrar conocieron a la ama de llaves, Mary Lucas y al mayordomo Alexander.

Mary Lucas no tenía mucho tiempo en el poder, al igual de Alexander. Ambos habían sido elegidos tan rápido como la vacante quedó libre. Porque en el castillo de Magnolias todo es reemplazable.

Al pensar en esa frase Annie sintió un frío recorriendo su espalda.

Mary Lucas era una mujer un poco pasada en años y con unos lentes algo gruesos, ella padecía miopía, por lo que era muy difícil para ella leer algunas cosas.

El mayordomo era un hombre en sus cuarenta, algo silencioso y misterioso. Cuando hablaba se notaba un acento único. Muy peculiar. Cualquiera que lo viese pensaría que es un personaje con malas intenciones por dentro, pero a puerta cerrada no es más que un hombre reprimido que busca ser dominado y azotado por una mujer. Él era débil y manipulable por dentro.

Por otro lado, contrario a recatada, Mary Lucas no era más que una amante de su sexo quien tenía un amorío con una de las damas de la reina. Casi todas las noches se encontraban en la habitación de Mary Lucas para hablar y algo más.

Y de todo esto se enteraron ambas jóvenes en solo dos semanas.

Y durante toda su estadía, ni la reina ni el mismo Kit sabían que ella estaba bajo el mismo techo.

Al cabo de un mes, Megan logró obtener información de muy buena fuente. Una dama de compañía muy parlanchina cuando le sabes engatusar, muy cercana a la reina viuda.

Según está joven, la reina había enviado lejos a su hijo menos útil y planeaba poner a su hijo menor en el trono con la ayuda del Papa. Sin embargo, la reina no contó con que Kit tendría preso a dicho Papa o que el supuesto hombre tuviera deseos tan bajos. Ahora Kit se había sostenido de eso para retrasar una simple coronación, sin embargo, el tiempo seguía pasando y aún no había un veredicto. Todos estos hombres de la corte y hombres religiosos se ahogaban en un simple vaso de agua.

Megan estaba analizando todo esto mientras atendía las delicadas manos heridas de Annie.

Un suspiro de dolor.

— Sopórtalo.... Solo a una idiota se le ocurriría entrar como una simple sirvienta cuando siquiera se ha peinado por sí sola —.

— Me he peinado sola —.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora