Dos días antes de la reunión entre Cinderella y la reina.
Tres días para la boda.
Annie estaba sentada en la cama de su recámara. Con la mirada perdida y una sonrisa forzada mientras le daba vueltas al anillo en su dedo anular.
Jamás se había sentido tan insegura. No era la primera vez que llevaba un anillo pero si la primera vez que lo sentía tan pesado. Es por eso que constantemente le daba vueltas para aliviar la pesadez, aunque realmente era del mismo peso que cualquier otro.
— Annie — habló Griselda abriendo de manera tosca la puerta.
Annie tardó unos segundos en reaccionar.
— Madre ha llegado. Baja conmigo para recibirla — fue lo que dijo la mayor antes de dejarla tranquila nuevamente.
La castaña se levantó de la cama y se acomodó el cabello mirando su reflejo en el espejo. De forma rápida verificó que no hubiera error en su vestir.
— ¡Annie! — se escuchó gritar a Griselda.
— En seguida bajo — dijo la menor desde su habitación.
Mientras tanto, Hans se acomodaba el traje al mismo tiempo que se acercaba a Griselda.
— Deja de gritar — le dijo. — No es como si tu madre ya esté en la entrada. Todavía le falta recorrer todo el jardín frontal —.
Instantes después, se escuchó el zapateo de Annie al bajar las escaleras. Casi al llegar al suelo resbaló y cayó sentada, pero antes de que Hans se acercara ella ya se había levantado.
— Estoy bien — fue lo único que dijo, aunque por dentro lloraba por el dolor en su parte posterior.
Los tres salieron para recibir a Lady Tremaine de la forma debidamente correcta. Con los sirvientes pulcramente posicionados y Hans con ambas jóvenes en la entrada, como el hombre de la casa que es.
El carruaje de Lady Tremaine se detuvo en el lugar exacto, el sirviente trasero bajo y abrió la puerta para ella y...
Los tres no pudieron contener su asombro al verla bajar con un modelo de vestido demasiado claro y colorido con exageradas dimensiones. ¡Y qué decir de su cabello!
— Madre... — Griselda fue la primera en abrir la boca. — ¿Sobre qué clase de pastel caíste para terminar así? —.
— ¿No te gusta? — preguntó Lady Tremaine, ya en el suelo.
— Eso no fue lo que dije... — Griselda se relamió los labios. — Es bonito. Es... Es como una mezcla muy extraña de... Es extremadamente elegante y lindo, madre. Lo siento, realmente no sé qué decir —.
— Es la última moda en Francia y traje varios modelos para ustedes, diseñados por la mismísima costurera de la reina... Bueno, de todas las que se han sentado en el trono —. Comentó Lady Tremaine mientras subía las escaleras y caminaba en dirección a la sala principal. Incitando a Sus hijas e hijo político a seguirla mientras que su conductor y sirviente bajan las maletas con ayuda de los demás sirvientes.
Lady Tremaine, pese a ser mayor, seguía teniendo su toque.
Quitándose los guantes se sentó sobre el sofá individual y contoneo la campana del servicio, después de pedir un té a Mary, se quitó el sombrero y lo puso a un lado mientras la sirvienta salía disparada para la cocina.
Griselda y Hans se sentaron en el sofá doble y Annie en el sofá doble frente a ellos.
— Estoy tan agotada... — Mary regresó rápidamente con el té, puesto que previamente lo había preparado con la intención de dárselo a Lady Randall. — Gracias, Mary — dijo Lady Tremaine antes de despacharla.
ESTÁS LEYENDO
LEGACY: Las Hermanas Tremaine
Historical FictionSAGA LEGACY LIBRO I A este trío de hermanas las une algo más que la sangre. Un hombre, para ser más específicos. Mientras que la hermana mayor, superficial y la más hermosa, lucha por lograr una posición socialmente destacada. La segunda hermana may...