C26 PENSAMIENTOS INTERNOS Y DESGRACIAS A DOMICILIO

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Mary miró a Lady Randall doblar la carta después de leerla. Su rostro no expresaba nada en particular aunque sus ojos brillaron de una forma escalofriante. Parecían vacíos. Mary se preguntó a sí misma cuál podría ser el contenido de esa carta que recién trajo a su señora.

Ella todavía estaba algo sorprendida cuando Lady Randall le pidió buscar de arriba a abajo la carta que recibió Miss Annie por parte del príncipe Kit. No fue una tarea tan difícil para Mary, ella solo tuvo que buscar debajo del colchón para encontrarla y llevársela a Lady Randall sin atreverse a leer su contenido, después de todo, lo que menos quería Mary ahora era meterse en problemas teniendo un bebé en camino, y por supuesto, esperando el regreso de su Jaq Jaq.

¿Cuál será ese asunto que lo llevó a dejar la mansión desde hace unas semanas? ¿Estará comiendo bien mi Jaq Jaq...? ¡Ese hombre siempre se olvida de cuidar su propio cuerpo! Pensó Mary haciendo unos pucheros mientras daba la vuelta para retirarse.

Por otro lado, Griselda se dirigió a la ventana para ver a su estúpida e inocente hermana jugando con ese perro... "Como si fuera uno de nuestros futuros hijos" repitió ella en su mente y se mofo. ¡Bastardo! realmente piensas en los niños como perros, pensó y se frotó la barriga.

— Acacia... Annie, ¿realmente planeas ponerle nombre de prostituta española a tu hija?— se burló Griselda. No era una burla malintencionada, a decir verdad, era algo cariñoso.

Por otro lado, Lady Tremaine se encontraba deprimida en su habitación. Estás fechas eran las mismas en las que su difunto esposo comenzó a cortejarla hace ya muchos años atrás, cuando ambos eran jóvenes tímidos obligados a casarse.

No podía dejar de pensar en las primeras veces. Y en el primer palpitar de amor que ella sintió por él.

Soltó un suspiro en el silencio y aunque tenía ganas de llorar no lo hizo, no por querer ser fuerte sino porque dentro de ella sabía que él no merecía sus lágrimas.

Absorbiendo su tristeza con un respiro y expulsándola al exhalar. Lady Tremaine pidió a su fiel mayordomo que le diera las nuevas del reino.

El hombre pasado en años y con sus canas como prueba de lealtad y sabiduría, hablo: — Mi Lady, el castillo está en caos total. Todos son enemigos de todos —.

— Explícate— ordenó Ella.

— La familia real no solo está dividida, sino también el castillo y la Fe. Los ingleses son fieles al príncipe de la corona y la mayoría de escoceses se inclinan ante la reina viuda. Los siervos del castillo están tan divididos que incluso se puede sentir la hostilidad. Lo peor de todo esto es que si no hay un reconocimiento absoluto y único, entonces cualquier decreto con el sello real puede ser incumplido... — el mayordomo titubeó un poco pero dio un punto de vista personal. — Ambos pueden tener ese poder pero usarlo en contra del otro haría ver sus colores. — Después volvió a su modo correcto y continuó diciendo: — Por otro lado, Mi Lady, la Fe está decayendo en el reino por el reciente escándalo del Papa y, al igual que en la familia real, las diferencias en pensamiento han dividido al pueblo y algunos osan destruir lugares sagrados como las capillas e iglesias —.

— Típico racionamiento de pobres con mente inculta. Son fáciles de manejar, fáciles de botar y con ellos es difícil razonar. ¡Claro, no hay mejor solución que quemar construcciones en lugar de usarlas como algún refugio útil para ellos mismo! Lógica de ignorantes — dijo Lady Tremaine mientras se preparaba para beber té.

Tras un trago dejó la taza a un lado, en una mesita junto a su sofá.

— Estoy muy cansada, — dijo ella — déjame descansar—.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora