C30 UNA VISITA INESPERADA

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Annie volvió a su habitación después de hablar con Lady Jocasta. Dos pasos dentro y se detuvo de golpe. Había alguien más en la habitación. Pensó en Kit pero ésta persona era más baja que él, por lo que desechó la idea.

El desconocido tenía una capucha que le cubría de pies a cabeza.

— ¿Quién eres? ¡Identifícate! — pidió Annie.

El desconocido ladeó un poco el rostro y volvió a agachar la mirada. Después se dio la vuelta y unas finas manos retiraron la parte de arriba. Exponiendo su rostro.

— Annie — un nombre tan simple salió como un suspiro de los labios de Ella. Con un toque melancólico y otro poco de súplica.

Annie sonrió con amargura. — Te ves agitada. ¿Deseas un poco de agua?... Lamento si no es vino, pero como puedes ver... —.

— Vengo en son de paz —Se adelantó Ella.

— Desde lo más profundo de mí ser, lamento que mis sentimientos sean opuestos. No deseo darte la paz — dijo Annie con calma, igual que cuando hablo por primera vez, como si nada importante estuviese sucediendo.

Esa actitud shockeo mucho a Ella.

Ella, al estar tan acostumbrada a sonar altiva y dar órdenes...

— Detén esa actitud. Annie. ¡Detente! — Ella dijo.

Annie, quien estaba evadiendo la mirada de Ella, dándole el perfil derecho y con la mirada abajo, levantó la cabeza y su mirada se ensombreció antes de dirigirla a Ella.

— Por supuesto. Si así lo desea la reina — Soltó Annie con amargura.

— ¿Qué pasa contigo? Annie, yo no deseo pelear —.

Annie gritaba por dentro mientras que las palabras salían de su boca con calma y elegancia. Un toque aristócrata que había imitado de su madre. — Pues yo sí. Estoy cansada de que ustedes peleen en la sombra y que me hagan a un lado. Estoy harta de ser excluida y esperar el desenlace de sus peleas, y estoy harta de llevarme las consecuencias que no merezco...Estoy dentro. Voy a pelear —.

Ante Ella había una Annie desconocida. Tras unos minutos de haber quedado estupefacta finalmente habló.

— No necesitas pelear. ¡Tú lo tienes! ¡Te lo doy! No quiero tener a Kit ¡ya no más! Él es un monstruo horrible. ¡Es todo tuyo! ... Pensé que podría sobrevivir junto a él pero es imposible... — la voz de Ella se volvió lamentable, estallando en lágrimas silenciosas y casi cayendo de rodillas para suplicar — Estoy cansada. Ya no puedo vivir un minuto más con él. Los golpes... vivo con el miedo de que un día no me pueda levantar por los golpes o de no poder dormir si no soy golpeada por lo menos una vez al día. ¿Sabes que es dormir cada noche con una persona que te golpea sólo porque ayer moviste de lugar la silla, porque no te levantaste cuando él entraba a la habitación... Porque la maldita sábana tocó el piso? ¿Lo sabes?... incluso mientras lo digo me suenan estúpidas estas razones para golpear a alguien —.

— No lo sé y nunca lo sabré, porque él me ama. Él nunca me levantara la mano —.

— Tú vives engañada. ¿Sabes qué? Está bien. Es perfecto que ya no quieras mantener ese velo protector pero te advierto que la realidad es horrible —.

— ... —.

Hubo un silencio sepulcral antes de que Annie volviera a abrir la boca.

— ¿A qué has venido? — dijo.

Ella pensó por un minuto si realmente debía decirlo o simplemente salir de ahí.

— He venido por ti. Me escape del palacio y planeo no regresar jamás, irme al campo... Yo... ¡Lo digo de corazón! ¡Ven conmigo! —.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora