C10 EL PEOR CORTEJO EN LA HISTORIA

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— ¿Té? — Volvió a ofrecer Anastasia y Kit volvió a afirmó con la cabeza aunque esta era la número trece, realmente era un milagro que su vejiga todavía no explotara. Pero realmente no sabía cómo llevar la conversación, cuando abría la boca ella le ofrecía más té o hablaba sobre cosas que honestamente no eran importante.

"Que azul está el cielo hoy, ¿No es así?" Fue la corta oración que Annie hizo recientemente, Kit solo pudo darle la razón, "Así es" le dijo, después ella observo su taza vacía y volvió a ofrecer té... eso nos lleva de nuevo al comienzo, en el que Kit acepta otra taza. El joven príncipe estaba pensando seriamente en tirar la taza al suelo con tal de que no siguiera ofreciéndole té.

Anastasia tomó la tetera con ambas manos y estiró los brazos para servir té en la taza del príncipe Kit. Desbordaba de nervios... y dolor, pues ahora llevaba un apretado corsé cuando tenía dolor de espalda. Debió ser muy obvio su nerviosismo, pues algunas gotas salieron de la taza manchando un poco el mantel de tela en el proceso.

—Yo... disculpe. Iré por algo para limpiar— se disculpó ella al levantarse, sin embargo, no pudo seguir su camino pues una mano sostuvo la suya. Era Kit.

— Esta bien, no te preocupes. — decía Kit con una sonrisa entre coqueta y amable—he venido a verte a ti, no a tomar té —.

Anastasia volvió a tomar asiento. Se puso rígida por la declaración tan sincera.

Inconscientemente Kit también se hallaba un poco incómodo porque Annie no se prestaba para una conversación. Ella estaba rígida y con la mirada en el suelo mientras retorcía un pedazo de tela. En ese incomodo ambiente, pregunto lo primero que se le ocurrió. — ¿por qué te cambiaste? —.

— Es algo privado. Si me permite, ¿podría guardarme el secreto? —

— No hay problema. Estás en tu derecho—.

Un silencio incomodo aterrizó nuevamente y no parecía tener intensiones de irse a menos de que él hiciera algo.

— ¿Caminamos? — propuso él como un último recurso y ella asintió con timidez.

Ambos caminaron en silencio pasando por todo el jardín, ya le habían dado dos o tres vueltas debido a que no se detenían porque las cosas se habían vuelto más fluidas entre ambos, e incluso bromeaban, sobre todo Kit; en cambio, Anastasia todavía sentía vergüenza e incomodidad, en ocasiones se tapaba la boca para no reírse tan alto.

Cuando pasaron por la fuente del jardín, Kit, quien aún tenía una mentalidad aniñada la hizo asomarse por el estanque de la fuente preguntando: — ¿Qué es eso? — .

Al momento que ella asomó la cabeza, él le dio un leve empujón pero Anastasia no cayó, pues ya tenía idea de sus intenciones, sin embargo, debido a esa cálida familiaridad que estaba experimentando no se controló al empujarlo a él, quien si cayó al estanque.

Una risa se escuchó en todo el jardín, la risa de la castaña no era melodiosa como la de Ella, y mucho menos coqueta como la de Griselda. Era una risa común y corriente la que salía de su boca hasta que Kit la miro mal, enviándole un escalofrió por toda la columna vertebral. Incluso el dolor de espalda se esfumo al mirar esos ojos. El silencio volvió.

Anastasia sintió un sudor frío recorrer su frente. — Lo siento— se disculpó.

El príncipe Kit no dijo nada, sólo la miraba igual que a un enemigo mortal, luego extendió la mano y pidió que le ayudará a salir.

Anastasia se acercó y lo tomo de la mano, pero de pronto ya se hallaba también dentro del estanque, con Kit riéndose de ella como un niño que se había vengado. Pero lo último ella no lo noto.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora