La mansión Tremaine siempre fue un lugar acogedor para los residentes, trabajadores y visitantes. Lady Evelyn Tremaine, la esposa de James Tremaine, hace algunos años había salido de viaje con la única hija Tremaine y regresado después para encontrarse con una gran sorpresa que la dejó no solo decepcionada de su esposo sino también de ella misma por no haber sabido tener a su marido sin necesidades.
La pequeña y desconocida para la mansión Tremaine, Anastasia Tremaine, permanecía inmóvil en el mismo lugar en donde su madre le había dejado. Ya habían pasado unas dos horas desde que su madre se había encerrado con su supuesto padre en el despacho de él.
Annie se encontraba sentada a un lado de su hermana mayor, Griselda, y de frente a la extraña niña de cabellos rubios y aire campestre, quien de vez en cuando achinaba los ojos dándole una aura amenazadora.
El aire era pesado y el silencio muy incómodo, sobre todo para Anastasia, quien se sentía muy inferior a la pequeña rubia que era un año menor que ella. La pequeña Annie siempre se había sentido fea junto a su hermana mayor; poseedora de cabellos largos y de un hermoso negro que se combinaba perfectamente con su piel blanca y pálida, de ojos vivos y oscuros, unos labios naturalmente rojizos y sonrisa cautivadora. Y ahora, frente a la rubia de rostro dulzón se sentía como un adefesio de la humanidad. Era irónico que se sintiera así, pues mientras que esa pequeña niña de cabellos trigo llevaba un atuendo simple y campestre, Annie llevaba lo último en moda inglesa.
No hacía falta dar una mirada al bello rostro de su hermana Griselda para saber que no era una mirada amigable la que le lanzaba a la extraña, ella nunca tenía miradas amigables para nadie, ni siquiera para su madre, la cual la había consentido en exceso y congratulaba constantemente su actitud aristócrata. Un pequeño vistazo al pasado de su corta vida junto a su hermana le dejaba en claro que nunca podría hablar de sentimientos o llevar con ella una vida de hermanas normal y en armonía ahora ni en un futuro. Era imposible con el carácter de Griselda.
Aun podía recordar todas las cosas que su madre le había contado que pasarían cuando llegaran a la mansión Tremaine, el hogar de su padre y donde había nacido su hermana Griselda. Sin embargo, había terminado por conocer no solo a su padre sino también a su posiblemente media hermana, producto de una "debilidad" por parte de su padre, o eso era lo que había escuchado de los gritos que se filtraron en la sala.
Annie pensó que no estaba mal hacer una pregunta inocente, así que abrió la boca para preguntar: ― ¿Cuál es tu...nom-bre? ―. La voz que había comenzado en alto bajo conforme sintió la mirada fulminante de su hermana mayor y la de esa pequeña rubia. Ambas la habían mirado con recelo. Griselda, porque ella se había atrevido a dirigirle la palabra a una "intrusa", y la rubia, porque una niña desconocida se atrevía a hablarle con tanta ligereza y sin respeto alguno.
Había llegado junto con su madre y hermana apenas ayer, su madre se encontraba muy emocionada y en complicidad con sus hijas planeaba darle una gran sorpresa a su marido pero la única sorprendida, al parecer, fue Lady Tremaine, quien después de golpear tres veces a la puerta se encontró con algo muy inusual. Durante todo ese tiempo que estuvieron en la frívola Francia, Annie y Griselda se habían acostumbrado a una cosa, ser recibidas tan pronto el carruaje pisaba el terreno, pero esta vez, Annie lo sintió diferente. No fue, ni se sintió recibida. Le dio un vistazo a su hermana y a juzgar por el cómo su bello rostro se distorsionó con enojo supo que también ella no se sentía recibida. En comparación con ella, su madre ignoraba por completo todos esos detalles, solo estaba sonriente y preocupada de que su marido no se fuese a desmayar de la emoción.
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LEGACY: Las Hermanas Tremaine
Historical FictionSAGA LEGACY LIBRO I A este trío de hermanas las une algo más que la sangre. Un hombre, para ser más específicos. Mientras que la hermana mayor, superficial y la más hermosa, lucha por lograr una posición socialmente destacada. La segunda hermana may...