C14 EL BIBIDI BABIDI BU QUE PUDO HABER HECHO FELICES A TODOS.

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Cinderella tenía menos de cuatro días para terminar un vestido decente para el baile de cumpleaños del príncipe Kit, su hermanastra Annie le había comprado tela de diversos colores y muchos listones de colores primaverales. Tenía en mente un vestido Rosa que con anterioridad vio en un escaparate de tienda pero era muy difícil para sus habilidades y el tiempo que tenía, además de que era demasiado infantil ahora que lo pensaba, así que opto por un modelo más sencillo, sin embargo, seguía siendo mucho trabajo, por lo que acudió a la cocinera Mary.

— Muchas gracias por la ayuda— dijo la rubia sin detener su labor con las perlas.

Mary contestó sin dejar de coser —No te preocupes, es un placer que por lo menos una de nosotras dos pueda asistir. Que lindo seria poder tener tela fina para poder hacer un vestido lo suficientemente decente para asistir a ese baile, no todos los días los reyes nos brindan el honor de asistir a uno de sus magníficos bailes... que tú puedas asistir es como si yo estuviera haciéndolo —.

Cinderella sintió un picor en la piel.

— ¿sabes? — Dijo. — podrías tomar de la tela que tengo y crear algo similar, de esa forma puedes vivir la experiencia y no estaré tan sola ahí —.

— No — Negó Mary — mi cuerpo y rostro no tienen ni una pisca de tu gracia, sería como los bocadillos que los niños desprecian... no puedo. Además, tengo otros planes para ese día—.

Cinderella la observó con ojo crítico. Realmente no era tan mayor, sus ojos eran color tierra pero con toque felino que atraía la mirada masculina, sin embargo, sus labios y piel grasosa solía opacar esa belleza. No era tan fea como decía, si, estaba pasada del peso aceptable pero no se notaba a simple vista, se tendría que ser un hombre de ojos quisquillosos para saberlo.

— No eres tan fea — le dijo con una sonrisa.

— ¡Santo cristo! Soy tan fea que los borrachos prefieren seguir hombres antes de seguirme a mí —.

— Entonces, con toda seguridad te digo que esos hombres tiene la vista borrosa y arderán en el infierno por preferir la compañía de un varón a la de una linda mujer —.

Hubo un momento de tensión pero pronto pasó y ambas rieron hasta que la campanita de Lady Tremaine sonó. Cinderella lanzó un suspiro al cielo, puso las perlas en una mesita y acudió al llamado.

— Toma asiento, querida — le invito Lady Tremaine y ella obedeció, se acomodó el vestido y tomó asiento en el sofá que se encontraba frente a la señora en aquel cuartito privado.

— ¿Me llamo, Sra.? — Preguntó Cinderella y Lady Tremaine se apresuró a decir con esa sonrisa característica que siempre le mostraba cuando estaba de buenas, mientras iba y se sentaba a un lado de Ella.

—Por favor, no me llames así. Llámame madre, porque aunque no tengas mi sangre yo te considero una hija más —.

Los ojos de Ella se abrieron como platos y tragó saliva con dificultad, esa actitud tan maternal y poco común en Lady Tremaine le había asustado.

— ¿Qué sucede, mi...? — Cinderella se detuvo a media oración al ver el brillo de advertencia en los ojos de Lady Tremaine y se corrigió —Madre—.

— Estuve pensando... cuando llegas a mi edad solo tienes tiempo para la reflexión, así que pensé un poco sobre ti y tu futuro. Me preocupas. Temo dejarte desamparada cuando muera y solo mis hijas tengan una familia, menos tu... —.

Ella esperó con paciencia a que Lady Tremaine continuara pero solo le dio una mirada insinuante.

— Entonces... ¿Qué tiene en mente? ¿Qué es lo que me trata de decir? — preguntó confundida.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora