El sudor escurría por todo su cuerpo. El dolor es insoportable y las contracciones pasan una tras otra amenazando a su pequeño.
Ella tiene miedo. Si hoy pierde al niño no solo perderá una pieza importante de supervivencia para su pequeña familia sino una parte de ella que aún no nace y no conoce. Y eso es doloroso.
Las lágrimas recorren sus mejillas, si tan solo llorando fuera posible detener este sufrimiento hace un momento se habría detenido, pero ni ella ni los médicos a su alrededor estaban seguros de en qué momento pasaría el efecto.
La noticia del posible aborto que sufriría la reina se esparció por todo el castillo. Llegando, naturalmente, a los oídos de Annie y Griselda al día siguiente del suceso.
El intento de mirada asesina de Annie penetra como dagas en el pecho de Griselda. Al inicio la ignoró, después de un rato se volvió incómodo para la mayor.
— ¡Deja de mirarme de esa forma! Yo no hice nada — dijo Griselda.
— Déjame dudarlo. Ayer me hablabas de asesinar infantes y hoy me entero que casi muere el bebé no nato de Ella —.
— Es una coincidencia muy bien elaborada, ni más ni menos. Yo no intervine en ella —.
— No te creo —.
— Eres libre de no hacerlo — le dijo Griselda, dándole poca importancia a las acusaciones de su hermana menor. Se sentó en la silla junto a la mesita de té, y por obviedad, comenzó a beber su té.
Annie no se rindió con la idea de que Griselda conspiró contra Ella pero dejó de insistir. ¿Cómo podría persuadir a su hermana de decir abiertamente la verdad, en especial cuando era Griselda? Así que se rindió y tomó asiento frente a su hermana, la sirvienta le sirvió el té y ella dio el primer trago.
— Por cierto, me olvide preguntarte la otra vez ¿Cuál es el nombre de este té? —.
En cuanto la pregunta fue formulada la mirada de Griselda se congeló en un punto fijo y su mente aceleró a mil por hora. Después de un minuto o dos, puso la taza de té sobre el platito. Preguntó con curiosidad: — Esta infusión es té de "ruda"... Ayer, — dijo cambiando de tema. — ¿Ella bebió de este té contigo?—.
— ¿Por qué no habría de hacerlo? — preguntó Annie sin notar el cambio emocional de Griselda.
Griselda pego los brazos a los costados, entrelazando sus dedos y recargando su espalda en la silla. Ahora todo estaba claro, ya sabía que había pasado para que Ella estuviera a punto de perder al crío.
El té de ruda es una infusión con muchos beneficios médicos pero también tiene sus desventajas, las embarazadas no pueden beberlo porque provoca contracciones. Es como un remedio casero para las mujeres que quieren abortar. Ayer, Griselda le había preparado esta infusión a Annie para atender unos problemas con su salud, sin embargo, Ella llego en el momento incorrecto y bebió algo que no debía, y por lo tanto, arriesgo la vida de su bebé. Obviamente Griselda no le diría nada a Annie temiendo que cargara con culpas innecesarias, por lo que se limitó a eliminar todo el té restante de esa tarde. Además, si Lady Clare, por mera conveniencia mandara a investigar el caso y descubrieran algo así en la habitación de Annie sería el fin para ambas, sobre todo en este momento que Ella esta tan sensible.
No obstante... Un destello peculiar cruzó por los ojos de Griselda conforme el té se iba uniendo a la tierra debajo de la ventana de esa habitación. Si bien se podría inculpar a Annie por dar a beber a Ella este té, siempre se puede hacer rebotar esta acusación. Darle la culpa a alguien más, y curiosamente, sus fuentes dicen que ayer Ella no solo se reunió con ellas sino también con Lady Clare momentos antes. Solo habría que moverse antes que ella pero también debía ser un movimiento cuidadoso.
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LEGACY: Las Hermanas Tremaine
Historical FictionSAGA LEGACY LIBRO I A este trío de hermanas las une algo más que la sangre. Un hombre, para ser más específicos. Mientras que la hermana mayor, superficial y la más hermosa, lucha por lograr una posición socialmente destacada. La segunda hermana may...