C38 HACIENDO TRATOS POR EL BIEN DE LA PAZ

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La iglesia resulta ser el punto de reunión para esta ocasión, otra vez. Annie estaba un poco asustada y ansiosa, el asesinato de Lady Clare no era parte del plan. El plan era llevarla a juicio y posteriormente que fuera ejecutada con todo el poder de Kit, sin embargo, Megan se había adelantado aunque lo negara rotundamente.

Ambas estaban de rodillas frente al supremo, murmurando entre sí.

— ¡Te lo juro que no lo hice! Cuando llegué ya estaba colgada — se defendió Megan.

— Y los guardias también se suicidaron — dijo sarcásticamente Annie.

— No, a ellos si los mate.... Anastasia, debes creerme. Yo no maté a Lady Clare, cuando llegue ella ya estaba colgando...— de repente cambio su expresión facial, capturando la muñeca de Annie. — Hay algo que no cuadra en esto... El tiempo que tardé en irme y regresar a la habitación, me detuve en pequeñas ocasiones​ cuando alguien pasaba para no levantar sospechas, tarde alrededor de cinco o siete minutos en volver a esa habitación y no pude tardar más de dos cuando elimine a los guardias. Cuando entre, ella aún se estaba balanceando por lo que se puede decir que tenía unos segundos de muerta o algo así... La noticia que llegó a ti dice que encontraron una carta de suicidio en el tocador pero cuando yo entré no había nada como eso —. Entonces la mirada pasó sobre Annie. — Creo, que después de todo no fue un suicidio —.

— Pero, si tú no la mataste, entonces ¿Quién lo hizo?—.

[♦]

La puerta se abrió lentamente y un hombre alto y poderoso entro. A simple vista parecía otro guardia más, pero si uno de los guardias mirara su rostro se daría cuenta de que no es uno de ellos, sino un impostor.

— Está hecho, su alteza — dijo él cerrando tras de sí.

Cinderella estaba sentada con la vista al blanco paisaje invernal de su ventana. Hubo un silencio, los dedos de sus manos estaban entrelazados, intercaladamente sus pulgares soban las manos.

Finalmente soltó un suspiro. — ¿Cómo fue?—.

— Exactamente como lo pidió — dijo él. — Primero me escabullí dentro, no fue difícil hacer que los soldados me dejarán pasar llevando yo esto. Ella estaba aún tirada en el suelo, lamentándose con rabia, realmente no percibió la hostilidad y solo reaccionó cuando le atrapé el cuello con la soga. Se quiso resistir pero fui más rápido. La colgué sin problemas, se balanceo un poco pero al final murió. Ate la cuerda muy bien y corte lo que sobró, acomode la silla en el suelo y estaba a punto de salir pero alguien estaba causando estragos afuera, así que me oculte debajo de la cama. Llevaba vestido, así que era mujer —.

— ¿Y?—.

— Nada. Solo entro, miró un poco y se fue —.

— ¿Solo así? —.

— Si —.

— ¿Viste su rostro? — preguntó Ella con curiosidad.

— Me temo que no. Verá, debajo de la cama se tiene un panorama muy limitado del cuerpo humano — se burló él.

Ella lo miró mal.

— La mataste ¿Y? ¿Dejaste algo en su habitación?—.

— ¿Algo en su habitación? ¿Tenía que hacerlo? Creí que solo debía matarla —.

— ¿Qué?... Las noticias dicen claramente que ella se suicidó y dejó una carta de suicidio pidiendo perdón por todos los crímenes que cometió. Si dices que cuando entraste ella seguía en el suelo, entonces, por obviedad ella no la escribió sino alguien más. Y si tú no la dejaste ahí y la otra chica que entro tampoco... —.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora