C18.5 EL DESCONOCIDO QUE TE AMA

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Cinderella's Pv.

Después de bailar con Kit, se volvió muy difícil​ seguir obteniendo su atención. Normalmente no me lastiman las miradas heladas que suele enviarme, Griselda me entreno muy bien al mantenerme constantemente bajo ese tipo de expresiones. ¡Ella es toda una maestra!

Intente acercarme a él una vez, otra vez, y otra vez. Pero cada acercamiento era repudiado diez veces más que el anterior y sus sentimientos eran cada vez más evidentes. Podía escuchar los murmullos burlones de las chicas a mí alrededor. Esas asquerosas mocosas que se creían bellas pero no eran superiores a la mugre en la suela de mis zapatillas. Ya quisieran ser tan lindas como yo.

— Estás perdiendo el juego, Ella— me murmuró la reina Claire una vez que llego a mi lado. Tapándose la boca con el abanico.

— Eso lo puedo ver perfectamente, no necesito que alguien me lo recuerde — le dije.

— Puede ser... — contestó la reina antes de irse con una sonrisa escondida en el abanico de mano.

Odio a esta mujer tan molesta, pero también la necesito. De no ser por ella no podría siquiera entrar a este lugar... Bueno, supongo que en parte, también es gracias a miss Carolina. Si esa mujer que me dio a luz no tuviese esta vestido, la historia sería otra.

Estoy pensando demasiado.

Camine con una sonrisa en dirección a Kit. Él noto mis intenciones y audazmente se fue de su propia fiesta después de despedirse tan casualmente del rey, obviamente no podía quedar parada como un pasmarote luego de ser despreciada tan abiertamente. Por suerte, aún no había llegado lo suficientemente cerca como para hablar con él. Ocultando mi humillación e intenciones me desvié. Salí del gran salón para tomar aire en uno de los balcones.

Tenía ganas de gritar por la furia que sentía. ¡Ese bastardo realmente es un descarado! ¡Un hombre horrible! ¿Cómo es que nadie se da cuenta? ¿Cómo puede mi hermana Annie amar a tan horrible ser humano como lo es él? ¿Cómo las mujeres de este lugar puedes suspirar por alguien tan seco como Kit? Pero aun con todo esto debo hacerlo mío, solo de esa manera podré mirar desde la montaña a las hormigas que alguna vez me despreciaron.

La punta de mis dedos dolieron, solo entonces me di cuenta de que había enterrado las uñas en el concreto del barandal.

Las imágenes de Annie me vienen a la cabeza de repente. Una tras otra. ¿Por qué estoy pensando en eso ahora? Es demasiado tarde para detener todo esto.

— ¿Interrumpo algo? — una voz masculina habló desde atrás. 

 

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Gire para mirar al extraño. Era un hombre que no rebasaba los veinticinco. Su rostro era un poco femenino para el estándar varonil, tenía una mirada de cachorro regañado con mucha gentileza en sus ojos oscuros. Cabello largo y ondulado hasta los hombros. Un hombre de este aspecto ¿cómo es que no lo note antes siendo él tan llamativo?

—Madame ¿Interrumpo algo? — volvió a preguntar.

—No — dije sin darle mucha importancia al asunto.

Él se tomó la libertad de acercarse y ponerse a un lado mío. ¡Que audaz!

—Lo lamento mucho si la incomodo, pero necesito tomar aire, este tipo de eventos sociales no son lo mío... aun no logro acostumbrarme a ellos—.

—Puedo ver por su educación que así es— comentó con malicia.

Sorprendentemente él soltó una carcajada que me dejo extrañada. Después continuó diciendo: — ¡Cierto, Cierto! ¡¿Qué pasa conmigo?! — Hizo una reverencia y siguió hablando — Madame, lamento mi falta de cortesía. Me presento, soy el Barón Víctor Everglot... —.

Apenas iba a abrir la boca para presentarme cuando él se me adelanto diciendo: —... y usted es Miss Ella — para finalizar con una sonrisa.

— ¡Es Cinderella! Pocos tienen la gracia de llamarme Ella — le respondí molesta. Mientras pensaba, ¡Que descaro de su parte!

Él sonrió aún más. No era una sonrisa falsa, ni de burla. Era una sonrisa cálida. — Entonces deberé esforzarme más para lograr entrar en esa minoría— respondió él.

— ¡Sin vergüenza! — le dije.

— Prefiero el término "loco" —.

— ¿Y cómo no? ¡Con esa sonrisa, solo le falta la mirada desquiciada! —.

"jajaja" Él se volvió a reír más abiertamente.

— ¿Sabes? — me habló de nuevo, atreviéndose a tutearme. Eso me molesto pero no dije nada, lo deje hablar. — Eres muy conocida, Ella. Ahí dentro solo hablan de ti y de cómo meneas la cola junto a la reina—.

— ¡Tu! —.

"jajaja" volvió a reír. Es imposible enojarse con él, no se ríe con malicia. No sé por qué, pero cada vez que lo escucho reír o veo su sonrisa no puedo hacer nada en su contra. Es muy extraño.

— Eres una mujer peculiar... — habló de nuevo mientras acortaba la distancia entre ambos, algo me hizo incapaz de retroceder, después una mano aprisionó mi cintura haciendo que mi pecho se juntara con el suyo. Esto es muy peligroso pero no puedo salir de aquí... ¿o no quiero? — Y este "loco" está enamorado de esa peculiaridad—.

Fruncí el ceño.

— ¿Cómo puede estar enamorado si apenas nos encontramos hoy? — pregunté. — Si así de fácil se enamora, entonces no quiero su amor. Gracias—.

— La verdad es que ya nos conocíamos de antes, solo que tú nunca miraste otro camino. Si hubieses abierto bien los ojos sabrías que yo siempre estuve ahí... estuve mirándote desde que entraste al castillo junto con tus hermanas —.

— ¡¿Observándome?! Eso fuera de ser romántico, se escucha enfermo—.

— ¿Que no había dicho ya que estaba loco? —.

— ¿Que no había dicho ya que estaba loco? —

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—No... —.

Cualquier queja fue sellada con sus labios. Ahí se fue mi primer beso. Fue muy extraño, sentí como toda mi alma se fusiona con la suya, y sin embargo, no me era suficiente. Me quede pasmada cuando él se alejó con una sonrisa en su boca.

Me di la vuelta por vergüenza, ¡¿Qué demonios estaba haciendo?! ¡Lo acabo de conocer y aparte es un enfermo!

Sentí palpitaciones.

¡De ninguna manera!, Le dije a mi corazón.

¿Realmente era tan estúpida como para enamorarme con un beso?

Y así como se presentó se fue... Con una sonrisa en su rostro. Naturalmente lo seguí. Era lo que me pedía su mirada y yo solo podía responder a ella. No se por que.

LEGACY: Las Hermanas TremaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora