El tiempo había pasado, sin embargo, el estado delicado de Annie continuaba. Esta vez no era el té de su hermana lo que la mantenía en cautiverio, sino los efectos secundarios de los que antes se le advirtieron a Griselda.
En un abrir y cerrar de ojos ya habían pasado tres largos meses. Tres largos meses con Lady Tremaine ausente debido a unos asuntos en Francia.
Las visitas de Kit ya no eran clandestinas, no obstante, siempre que visitara a Annie permanecía bajo la mirada observadora de los chaperones.
Todo se veía bien en la mansión Tremaine, desgraciadamente no se podía decir lo mismo del hogar de la familia real. En donde cada día el rey estaba a un paso de la tumba y el hijo legítimo y heredero a la corona parecía no darse cuenta.
Aunque lo que más le preocupa a la corte no era la salud del rey, ellos sabían que ya estaba robando más oxigeno del necesario, lo que realmente les preocupa es que el legítimo heredero muriera debido a sus altos y bajos de salud. Sobre todo porque cada vez eran más fuertes sus recaídas.
No era algo que se pudiera arreglar con facilidad debido a que ningún médico podía ayudarlo completamente. Para los médicos reales era un asunto serio porque no era alguna enfermedad conocida. Era algo completamente nuevo.
Mientras tanto, en la mansión Tremaine se desconocía el estado 'delicado' de Kit. Ni la misma Griselda lo sabía, pues era un secreto bien guardado entre los médicos y los fieles sirvientes, además de que siempre se veía rebosante de energía cuando visitaba a Annie.
Esta era una de esas visitas.
— Kit — Habló Annie con timidez.
— Dime —.
— Sé que no debo... pero... —.
Cualquier cosa que estuviera a punto de decir fue borrada de sus prioridades cuando los labios de Kit sellaron los suyos.
Annie inmediatamente se sonrojo. No era el primer beso pero al hacerlo en público era vergonzoso.
— Kit... — le regaño ella, aunque no se escuchó como tal. — ¿Cómo te atreves?—.
Kit sólo sonrió en burla. Él jura que jamás se cansa de las expresiones de Annie.
— Annie, mira esto — pidió Kit llamando su atención.
El príncipe agarró el pañuelo que previamente había dejado sobre la mesa de té y la envolvió de forma extraña distrayendo a Annie. El joven príncipe se deleitó con los ojos brillantes que miraban con mucho interés el pañuelo y sonrió de felicidad. De pronto, de forma rápida el pañuelo fue retirado y apareció una rosa cual carmín.
Annie quedó completamente impresionada, su rostro cambió muy rápido de expresión. Primero estaba sorprendida, después miró a Kit con extrañes, luego una sonrisa mientras miraba la flor que Kit le tendía para que la tomara y finalmente una expresión muy graciosa a ojos del joven príncipe, pues Annie parecido una niña pequeña.
— ¡Oh, Kit! — exclamó ella al tomar la rosa carmesí más hermosa que había visto. — ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué fue lo que hiciste? —.
—...— Kit se limitó a sonreír. Jamás pensó que un truco tan barato y de plebeyos extranjeros lograría emocionarla tanto.
— No es brujería, ¿Verdad? — preguntó de repente ella con un semblante serio.
— ¿Me abandonarías y delatarías si así lo fuera? —.
— ¡Por supuesto que no! ¿Cómo podría yo hacer algo así?... Lo... Lo siento si te ofendí — se disculpó.
— No te preocupes — dijo él en voz baja y cálida al mismo tiempo que su mano se posicionaba en la mejilla sonrojada de ella. — Tú nunca me ofendes. He incluso si lo haces, yo jamás me molestaría o levantaría mi mano para lastimarte —.
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LEGACY: Las Hermanas Tremaine
Historical FictionSAGA LEGACY LIBRO I A este trío de hermanas las une algo más que la sangre. Un hombre, para ser más específicos. Mientras que la hermana mayor, superficial y la más hermosa, lucha por lograr una posición socialmente destacada. La segunda hermana may...