2. "Adiós"

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El gran dragón grisáceo de ojos rojos rubí se la llevo y desapareció entres las nubes blancas y gris ahumado, se la llevo lejos, lo suficiente para que no la encontraran, la avaricia del dragón era más grande que el dolor que le provoco a la madre al llevarse a la niña, pero este la quería.

La niña se enamoró de la gran bestia, tal vez era por curiosidad a lo nuevo que este le podría mostrar.

Ella creció y el era para ella parte de su familia, ya que la crió, al estar hipnotizada en esos grandes ojos rojos vio la belleza y lo que podía vivir si se iba con él, y a la tan pequeña edad lo nuevo le daba curiosidad, en el momento en que se veían fijamente los dos entablaron un trato.

Él le enseñaría las maravillas del mundo, algo que su madre no iba a poder hacer y ella se quedaría con él.

Tan pequeña pero capaz de todo, solo por curiosidad.

Se la llevo a una cueva donde este se quedaba en la montaña más alta.

Estaba el lugar repleto de monedas de oro y joyas de incalculable valor, esa pequeña niña era parte del tesoro del dragón.

Él le entrego parte de su ser, la hizo semi-humana, y ella era devota a la compañía del dragón, pero aun así el dragón sabía que algún día ella se iría.

Ella creció lentamente y cada vez se parecía más al dragón, sus grandes ojos grises se tornaban rojos cuando se enojaba, y rosa cuando algo le gustaba, tenía unas pequeñas marcas en las piernas como las de él, tenía la sangre y la piel caliente, hasta el punto de hacer una quemadura con el simple tacto.

Era una chica fácil de enojar, su ira se notaba cuando de su nariz humo salía y su cabello marrón se tornaba levemente rojo en las puntas.

Ellos eran tal para cual, siempre había algo en el que los dos discutían.

Ella cumplió su trato, y él le enseño las maravillas del mundo y a pesar de ser una bestia la cuidaba con todo el amor que su frió corazón tenía. Ella era su todo.

Pero algún día cambiaría y lo abandonaría, pero él no podía hacer nada.

El siempre todas las mañanas la dejaba a las afueras de alguna ciudad, para que conociera y cuando la luna se alzaba en lo más alto de cielo, volvía con él. A la cueva.

No era la única chica que era parte del ser de alguna criatura, había chicos y chicas semi- humanos de tritones hasta del más agresivo centauro, solo que ella era la única de un dragón.

Eran parte de ellos, de esas criaturas.

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"Alice Dragón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora