Capítulo 7

29.4K 1.7K 1K
                                    

Camila decidió no volver a casa a cambiarse. Si se depilaba, aplicaba loción, maquillaba y escogía un vestido lindo; parecería que su cena con Lauren era una cita, cuando solo se trataba de una cena entre dos compañeras de trabajo. Además, de que el tiempo no estaba a su favor.

Llegó al restaurante, del cual Lauren le había mandado el nombre y hora por correo electrónico. Aunque siempre trataba de ser puntual cuando tenía un compromiso, ese día la sesión de fotos se había demorado más de la cuenta y había llegado una hora tarde. Una parte de ella esperaba que Lauren se hubiese cansado de esperarla y ya no estuviese ahí... pero la otra sentía ganas de verla y esperaba que fuese persistente, aun cuando todo señalaba que Camila la había dejado plantada.

Pero como la suerte estaba de su lado, Lauren la esperaba en la mesa más retirada del local. Tenía dos copas de vino vacías en la mesa y estaba distraída con su teléfono. Camila se detuvo frente a la mesa y la cara de Lauren pasó por dos etapas: la primera fue de enojo por lo tarde que había llegado, y la segunda fue de alivio porque había llegado. Mejor tarde que nunca, como muchos dicen.

— ¿Estás bien? — Preguntó Lauren, preocupada por la tardanza de Camila.

— Si, lo siento... Estaba en una sesión y acabamos de terminar.

— Seguramente estas cansada, podemos dejar la cena para otro día, no tengo ningún problema.

— No— respondió rápidamente Camila. Había necesitado horas para prepararse mentalmente para ese día y no quería tener que volver a hacerlo... o tal vez era porque luego de ver a Lauren el incesante dolor de cabeza se le había pasado, los tacones le habían dejado de molestar y el ánimo le había cambiado por completo. Pero eso era algo que jamás admitiría.

— ¿Te gusta esta mesa?

— Esta está bien. — Camila sonrió.

— Entonces.... Siéntate.

Lauren se levantó de su silla y ayudó a Camila a sentarse en la de ella. Llamó a un mesero y pidió 'la botella', unos segundos más tarde el mismo mesero regresó a la mesa con una botella de champagne en las manos, junto a dos copas. Diligentemente, llenó hasta poco menos de la mitad ambas copas y se retiró.

Lauren durante todo ese tiempo se dedicó a apreciar a Camila. Notaba como cada vez que pestañaba, sus parpados caían de manera pesada, y entendió que esa era una señal de que estaba cansada; como su mirada no se mantenía en un punto fijo, y supuso que estaba captando todo lo que estaba a su alrededor; como sus labios se mantenían en una línea recta, los cuales humedecía periódicamente con su lengua, y dedujo que debía tratarse de una costumbre. Lauren entendió muchas cosas, y aprendió sobre las pequeñas manías que Camila tenía. Pero entendió algo muy importante: la mujer sentada frente a ella le gustaba.

Podía estar aterrada de las consecuencias que admitir eso le podría traer, de cómo la vería su familia, de lo que dirían sus amigos, de lo que diría la prensa, de cómo la sociedad la trataría; pero había llegado a un punto en el que solo quería dejarse llevar y ver lo que el futuro deparaba.

Muchas veces se había preocupado— hasta provocarse un gran dolor de cabeza— por cosas que en su momento parecían ser difíciles o no tener solución, pero luego todo salía a su favor o encontraba una solución viable. Por primera vez iba a hacerle caso a su mamá y seguir su filosofía de vida: a veces no hay que preocuparse tanto por las cosas, porque en un segundo todo puede cambiar.

— Salud— brindó Lauren, chocando su copa con la de Camila.

Por más que ambas sabían que estaban en medio de un silencio incómodo, ninguna de las dos se atrevía a romperlo. Camila estaba muy nerviosa por lo que esa cena significaba, mientras que Lauren estaba asustada de hacer algo que pudiese alejar a Camila.

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora