Capítulo 35

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— Dame un beso— pidió Lauren adormilada. Había sentido como pocos minutos atrás Camila se levantaba de la cama, y después volvía a acomodarse bajo las sabanas. Pero sabía que seguía despierta.

— Buenos días, mi amor— murmuró con una sonrisa, mientras veía como Lauren abría lentamente los ojos y dirigía su mirada hasta ella. Dios, nunca se cansaría de que eso fuese lo primero que viera al despertar.

— Dame un beso— repitió Lauren. Camila negó con la cabeza.

— Lávate los dientes primero.

— ¿No puedes darme uno rápido?

— ¿Crees que yo voy a besarte sin que te laves los dientes?

— ¿Y si haces una excepción?

— Está bien— respondió Camila. Acercó su rostro al de Lauren, y en vez de dirigirse a sus labios, besó la punta de su nariz y se separó de ella con una sonrisa burlona.

— Eso no es un beso.

— Dijiste que querías uno rápido, pero no especificaste donde.

Lauren suspiró y se quitó el cobertor para ir hasta el baño a lavarse los malditos dientes para que Camila le diese todos los besos que ella quería.

Mientras estaban con la familia de Camila, ni siquiera habían tenido un contacto físico por más de cinco segundos, y al llegar al hotel, Lauren había colocado a Camila contra las paredes del ascensor y se había cobrado todas esas horas que llevaba sin tocarla. Al entrar a la habitación fue otra historia, prendas de ropa por aquí y por allá, mientras trataban de no separar sus labios por mucho tiempo. Lauren sentía que algo le ardía en su espalda, y debía ser alguno de los rasguños que Camila le había dejado mientras se sostenía de su espalda. La mesa de hockey había vuelto a serles útil, solo que esta vez con Lauren sobre ella.

La atleta salió del baño y tomó impulso para saltar a la cama y aplastar a Camila para que no tuviese escapatoria. Dio un salto y cayó encima del cuerpo de su novia, quien se quejó con los ojos cerrados. Tomó sus manos y las mantuvo fijas en la cama.

— ¿Ahora si me das un beso?— Preguntó Lauren con una sonrisa traviesa.

Nop.

Como Lauren todo lo que quería era un beso y Camila no quería dárselo, decidió que podría jugar un rato y hacerla sufrir. Mientras estaba a horcajadas del cuerpo de Camila, bajó lentamente hasta que sus pechos se rozaban. Camila llevaba una camisa algunas tallas más grandes y nada más, mientras que Lauren seguía desnuda a causa de sus actividades en la noche.

Lauren comenzó a moverse sobre Camila, y se aseguró de que su rodilla quedara entre las piernas de Camila. Aplicó presión en su parte más sensible y siguió con sus movimientos de cadera.

— ¿Qué estás haciendo?— Balbuceó Camila. ¿Cómo Lauren se atrevía a torturarla de esa manera? ¡Eran las siete de la mañana y ella seguía sensible del día anterior!

— Nada, mi amor— dijo con inocencia. Pero no había nada inocente en sus movimientos o en la sonrisa de su rostro.

— ¿Por qué siento que todo lo que quieres hacer es calentarme para después irte?

— ¿Tan poca confianza me tienes?

— Confío en ti, pero eres una maldita y muy capaz de eso.

Lauren soltó una risa, y llevó sus labios hasta el cuello de Camila. Dejó besos suaves en el área y subió hasta su mandíbula con ellos. Luego, acortó la distancia y finalmente obtuvo su tan ansiado beso.

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora