Capítulo 24

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Camila se dijo a si misma que debía tranquilizarse. Respiró unas cuantas veces, y cuando se sintió preparada, tomó la mano de Lauren que descansaba sobre su regazo, y le dio un ligero apretón.

— No estoy celosa— fue lo primero que le dijo Camila al bajarse del taxi. Lauren sonrió de lado.

— ¿Estás segura?

— Quita esa sonrisa de tu cara— le advirtió con tono serio, que solo hizo que la sonrisa de Lauren se hiciera más grande.

— Si sirve de algo, tú puedes dejarme todas las marcas que quieras y donde quieras.

— Yo no quiero dejarte marcas— la cortó de manera testaruda.

Cuando el ascensor llegó, Lauren dejó que Camila pasara primero. Luego de que las puertas se cerraran, unió sus labios con los de Camila en un beso lleno de deseo, y no tardó en introducir su lengua en la boca de la otra mujer y colocar sus brazos alrededor de su cuello. Camila mantuvo el dedo presionado en el botón que hacía que las puertas se cerraran. Había leído que eso era lo que los bomberos hacían para que el ascensor no se detuviese en ningún piso, y necesitaba llegar rápido a una cama, una mesa, o cualquier superficie en donde pudiese hacerse cargo de Lauren; cuyas manos descendían peligrosamente desde su espalda hasta donde iniciaba su trasero, inclinando a Camila contra las paredes del ascensor para tener un mayor acceso a su cuello. O más específicamente, a su marcada mandíbula.

Lauren lamió, succionó, mordió y besó el lado izquierdo de la mandíbula de Camila, deteniéndose cuando estaba por dejar un chupón. No sabía exactamente qué tan fanática era Camila de las marcas, y Lauren no pretendía hacer nada que pudiese incomodarla. Sin embargo, a juzgar por los gemidos que morían en la garganta de Camila, Lauren sabía que estaba disfrutándolo, y la mano que estaba enredada en su cabello y la empujaba hasta su mandíbula, le daba una vaga idea de lo mucho que Camila quería que parara.

Las puertas del ascensor se abrieron cuando Lauren había empezado a entretenerse con un lugar del cuello de Camila en donde podía sentir su pulso. Lauren se separó de la fotógrafa y la jaló para que saliera del ascensor. Una vez que Camila se detuvo en una puerta blanca, Lauren se paró detrás de ella y colocó su cabeza sobre su hombro, en donde dejó un camino de besos que fue subiendo hasta el lóbulo de su oreja.

El cuerpo de Camila comenzó a reaccionar, y sus piernas empezaron a flaquear. Las manos le temblaban y no podía ni siquiera sacar la llave de su bolso. Lauren notó su nerviosismo, y decidió detenerse si quería poder llegar a algún lugar en donde la ropa pudiese empezar a desaparecer. Pero aún después de parar con las caricias en su oreja, Camila seguía sin poder abrir la puerta. Lauren pasó sus brazos alrededor de ella y colocó su mano sobre la de Camila, ayudándola a introducir la llave en la cerradura y hacerla girar para que se abriese.

Lauren empujó a Camila contra la puerta una vez entraron, y atacó su boca con un beso húmedo. Camila rodeó la cintura de Lauren con sus piernas, y la atleta tomó eso como el momento de llevar la fiesta a la habitación. Caminó a ciegas, con la boca de Camila presionada sobre la suya y el trasero de la fotógrafa en sus manos. Al llegar al pasillo, entró a la primera habitación que encontró abierta, esperando que tuviese una cama, o al menos un lugar en donde pudiese apoyar a Camila.

No recordaba cual era la habitación de Camila, y no pretendía separar a la mujer de su boca solo para preguntarle eso. Para su suerte, entraron a lo que parecía ser un estudio, con un escritorio lo suficientemente grande como para colocar a Camila sobre él. Lauren quería tirar todos los papeles que el escritorio tenía encima, pero se limitó a correrlos hacia un lado en el menor tiempo posible.

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora