Capítulo 51

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[ADVERTENCIA]

Lauren veía como la ciudad desaparecía frente a sus ojos a medida que el auto avanzaba. El olor al mar y el lejano sonido de las olas chocando contra la costa la hacían pensar que estaba en un paraíso lejos de la ajetreada vida que se llevaba en la ciudad. Pero no se quejaba. Le gustaba la adrenalina y el tener que moverse rápido, por lo que vivir en una ciudad grande era algo que, de algún modo, apaciguaba a sus sentidos.

No había tráfico, a pesar de ser una hora bastante concurrida de la mañana. Las carreteras estaban mojadas, a causa de lo que debió ser una fuerte lluvia en la madrugada. Los pocos autos que estaban circulando lo hacían de manera lenta, como si el tiempo se hubiese detenido y nadie estuviese a punto de llegar tarde al trabajo ni a sus ocupaciones. Pero de repente lo escuchó.

Un fuerte golpe provino desde la parte izquierda del auto, y Lauren miró a su alrededor, pero nadie más que ella parecía haberlo notado. El sonido y la embestida volvió a hacerse presente, pero una vez más, Lauren buscó ayuda de los otros pasajeros del auto para encontrarlos tan serenos como hace cinco minutos atrás.

— ¡Algo nos golpeó!— Exclamó Lauren con temor. El chofer se volteó a mirarla con desconcierto, y fueron en esos escasos segundos que todo pasó. Detrás del conductor, Lauren pudo ver como un gran objeto se acercaba hasta ellos y un fuerte choque se escuchaba. El auto se estremeció y el sonido de miles de cristales rompiéndose la aturdió.

Con el conductor herido y la fuerza del impacto aun latente, el auto comenzó a perder el control. Se movían en todas las direcciones a una velocidad de todo menos lenta. Hasta que el impacto con otro objeto hizo que se detuviesen.

Lauren soltó todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones. Había presenciado todo el accidente como si se tratara de una película en cámara lenta. Algo en ella le había impedido cerrar los ojos mientras el auto se movía por la carretera. Entonces volvió a escucharlo.

Esta vez, el golpe provino del lado derecho. Los empujó con tanta fuerza que el auto se levantó por encima del que los había golpeado, y comenzaron a girar en el aire. Una. Dos. Tres vueltas pudo contar; mientras se cubría la cabeza con los brazos y se hacía un ovillo para evitar ser golpeada.

El auto se detuvo. Todo afuera quedó en un silencio sepulcral, pero Lauren no se atrevía a abrir la puerta con temor de que al hacerlo otro golpe fuese escuchado y que algo impactara directamente sobre ella. Decidió que revisaría primero a los pasajeros del auto.

Se inclinó hacia adelante y pudo ver al cuerpo del chofer sobre la consola. De su cabeza salía una cantidad exagerada de sangre y sus extremidades parecían no tener ningún tipo de estabilidad. Lauren lo empujó con el mayor cuidado que pudo hasta el asiento y buscó algo de pulso en su cuello, pero no encontró nada.

El otro acompañante era su guardaespaldas. Estaba atrapado en el asiento de adelante entre el cinturón de seguridad y la bolsa de aire. Tenía manchas oscuras en el cuello a consecuencia del forcejeo que seguramente había intentado hacer y sus manos estaban llenas de sangre por la cantidad de vidrios rotos que se habían incrustado en ellas. Esta vez, Lauren buscó su muñeca para tomar su pulso. Era tan lento y poco constante que apenas podía sentirlo, pero había algo.

Lauren se devolvió al asiento trasero de inmediato a buscar su teléfono para llamar a una ambulancia, pero lo encontró a un lado de su asiento completamente destrozado.

Fue entonces cuando Lauren tomó la valentía para mirar hacia afuera. Lo primero que encontró fueron miles de trozos de vidrios esparcidos por el suelo de una carretera que para el momento parecía desierta. Más adelante, un auto se encontraba volcado y una figura podía distinguirse en la distancia.

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora