Capítulo 8

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A pesar de ser sábado, y un día con temperaturas a menos de ocho grados; Lauren se vio obligada a despertarse temprano para ir a entrenar al gimnasio. Su última competencia del año estaba cada vez más cerca, y tenía que estar preparada para poder dar la actuación que todos esperaban de ella. Después de eso, iba a poder descansar hasta principios de Enero, cuando empezarían de nuevo sus entrenamientos fuertes para estar lista para los Juegos Olímpicos.

Ocho meses para prepararse parecía bastante tiempo, más para ella que ya tenía la condición física y lo único que necesitaba era mantener el ritmo para no desgastarse tanto; pero no podía confiarse. Si quería buenos resultados, tenía que trabajar duro, aunque todo lo que ese día quisiera fuese quedarse enrollada en sus sabanas mientras recordaba su noche anterior con Camila.

Como todos los sábados, desayunó en el café que quedaba a pocos metros de su edificio y se quedó sentada mientras leía las noticias y hablaba con Dinah para esperar a que su organismo procesara la comida, para no tener dolor de estómago o mareos mientras hacia su rutina. Pasó más de una hora esperando, principalmente porque estaba muy cómoda y era casi tan satisfactorio como estar bajo sus sabanas; pero con una gran fuerza de voluntad, le exigió a su cuerpo levantarse y moverse para caminar hasta el gimnasio.

Al llegar, fue recibida por la misma recepcionista de siempre, y el mismo piso vacío lleno de sus máquinas favoritas. Pero lo que no se esperaba era tener un primer plano de un trasero que se le había hecho muy familiar en los últimos días. Y teniendo como referencia lo bien que la había pasado la noche anterior, no dudó en ir hasta la caminadora que estaba al lado de la que Camila estaba utilizando, y la saludó, pero no obtuvo respuesta porque ella estaba escuchando música. Lauren no insistió, porque sabía lo molesto que era que alguien te hablara cuando estabas escuchando música, y lo mucho que ella odiaba cuando eso le pasaba. Así que encendió la caminadora, y trotó durante diez minutos para calentar.

Al apagarla, Camila imitó su acción y se quitó los audífonos. Por primera vez en el tiempo que llevaban compartiendo el espacio, la miró a los ojos, y sonrió levemente antes de hablar.

— Buenos días— la saludó, con poco aliento por la actividad física que había estado haciendo—. Estaba escuchando música.

— Si, pude notarlo... ¿Cómo estás?

— Bastante bien, no me quejo. ¿Qué hay de usted?

— Y volvimos con las formalidades...

— ¿Cuándo las dejamos? — Se burló Camila. Lauren rodó los ojos.

— Eres buena, Camila. Muy buena.

— Ese es un tema que ya hemos discutido antes.

Lauren asintió.

— ¿Qué vas a hacer hoy? —Preguntó Lauren, cambiando el tema.

— No tengo que ir al estudio, así que supongo que voy a quedarme en casa viendo películas y tal vez ordene una pizza o sushi.

— No. —Se rió Lauren—. Me refería al gimnasio, ¿qué musculo vas a trabajar?

— Oh. —Camila se sonrojó avergonzada, y Lauren la miró divertida. Definitivamente, le gustaba cuando lograba hacerle eso—. No sé. Ya hice mi rutina de la semana... Supongo que algo de cardio y abdominales.

— Entrena conmigo— ofreció Lauren. Camila asintió.

— ¿Qué hacemos primero?

— Vamos a las colchonetas... Te voy a explicar doce tipos de abdominales diferentes, y vamos a hacer series de cincuenta cada uno. Cada dos o tres tipos, podemos descansar y tomar agua. En total van a hacer seiscientos abdominales, y a veces me gusta repetir la serie... ¿Te parece bien?

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora