Capítulo 34

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— ¿Estás segura que con este vino está bien? —Confirmó Lauren por tercera vez en el corto trayecto del centro comercial hasta la casa de los padres de Camila.

— Si, mi amor. Es el que mamá me pidió.

Camila le dio un beso rápido en la mejilla a Lauren para tranquilizarla, y tocó la puerta de la casa. Varios segundos pasaron, hasta que sintió pasos aproximándose y luego una mujer muy parecida a Camila, solo que más alta y mayor, apareció en el umbral de la puerta.

— ¡Clarisse! —Exclamó Camila, lanzándose a los brazos de la mujer. Lauren hizo un repaso mental de los nombres que Camila le había dado, y recordó que esa debía ser su hermana mayor.

— ¡Pero mira todo lo que has cambiado! ¿Estás yendo al gimnasio? —Preguntó, mirando de arriba a abajo a Camila, y luego le dio una vuelta—. Por Dios, siento que hace nada eras una bebe.

— Shh— la calló de manera burlona—. Te presento a Lauren; Lauren ella es Clarisse, y Clarisse ella es Lauren.

La atleta pareció salir de su trance, y de manera mecánica llevó su mano hasta la de la hermana de Camila y la estrechó. Sonrió levemente, y recibió el beso y el abrazo que la mujer le dio de manera efusiva.

— Es la primera vez que Camila trae a una de sus amigas americanas y es buen cambio de tantos ingleses aburridos, ¿sabes?

— Es un placer conocerte, Clarisse— respondió Lauren, un poco menos nerviosa que antes. Ya había conocido a un miembro de la familia y todo parecía ir bien. Solo le quedaban otras tres personas y esperaba sobrevivir para contarlo.

— Pasen, que la pobre Lauren parece que se está congelando. ¿No estás acostumbrada a este clima? —Preguntó Clarisse, luego de ver como Lauren temblaba, solo que ella no sabía que era a causa de los nervios y no del clima. La atleta todo lo que hizo fue agachar la cabeza sonrojada y pasar a la casa.

— ¿Dónde están todos? — Cuestionó Camila después de notar una extraña paz en el lugar.

— Mamá está en la cocina, Charlotte con sus amigas y James durmiendo.

— ¿Y papá?

— Está en Manchester. Llega mañana.

Camila asintió, y se disculpó con Lauren para ir hasta la cocina a buscar a su madre. Llevaba más de dos años sin verla, y aun no se sentía preparada para hacerlo, pero tarde o temprano tendría que pasar. No iba a poder evitarla por siempre.

— ¿Mamá? —La llamó, asomándose con cautela en la cocina. Lo único que pudo ver fue a un hombre con una chaqueta filipina, por lo que supuso que debía tratarse de algún chef que su madre había contratado—. ¿Mamá, estás aquí?

— Llegaste, cariño.

Camila se volteó y encontró a su madre mirándola desde el marco de la puerta de la cocina. Se veía más delgada y joven que algunos años atrás, como si en vez de envejecer hubiese rejuvenecido. Llevaba el cabello rubio y corto, algo a lo que Camila no estaba acostumbrada. Su madre era de llevar el cabello al natural y mantenerlo por debajo de sus hombros como mínimo.

— Hola— balbuceó. Se lanzó a los brazos de su madre, y la abrazó.

Durante mucho tiempo se había convencido de que no la extrañaba a ella o a su familia, pero apenas había entrado a la casa y había olido el característico aroma de su hogar, había empezado a sentir una inmensa nostalgia. Y al ver a su mamá frente a ella, todas esas barreras que habían construido por teléfono se habían derrumbado.

— ¿Soy yo o creciste algunos centímetros? —Murmuró Anne, sosteniendo el rostro de su hija a cada lado con ambas manos.

— No, mamá, sigo igual.

girls do it better; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora