Revenge #X-MenAwards

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Estaba segura que Erik prefería morir a que pasar toda su vida en una carcel. Entonces, ¿Qué mejor que entregarlo a la policia por su crimen con el presidente?

Esa mañana fui a una comisaria a contarles que tenía en mi casa al asesino mas buscado del mundo. Y les advertí sobre sus poderes, asi podían prevenirse.

-¿Han oído de los mutantes? Tengo al mas poderoso y buscado en mi casa.

Los oficiales me miraron incrédulos.

-Deberías irte a casa, pequeña.

-Si les miento, pueden detenerme a mi. -Dije intentando mantener la calma. -Joder, tengo al asesino del presidente en mi departamento. -Sus caras cambiaron y vinieron conmigo.

Llegué a casa, donde estaba Erik mirando la nada en la ventana.

-Alana, mi amor. Me asustaste cuando no te vi en la cama.

-Estuve un poco ocupada.

-Cuentame. -Dijo sonriendo.

-Creo que hice justicia por mi padre.

-¿Que dices? -Su sonrisa se borró.

-Eso. Podría haberte entregado a esos científicos que experimentan contigo pero en este tiempo te conocí lo suficiente como para saber que odiarias mas vivir el resto de tu vida en una celda.

-Creo... creo que no comprendo Alana...

-Me cansé de esta mentira, toda nuestra relación lo fue. Solo te use para destruirte. ¿De verdad creías que te amaba? -sonreí, me saqué el anillo y se lo di. -Jamás perdonaría a quién le quitó la vida a mi padre enfrente mío, ¿Que pensabas? -Mis lagrimas ya se hacían presentes. Y no lograba entender si eran por el recuerdo de Shaw o por Erik. Me había enamorado, pero el odio pudo mas. -Fue mas fácil de lo que creí engañarte. Eres un tonto iluso.

-Alana, nosotros nos amamos. Nuestra historia fue sincera y estoy segura que sientes algo por mi. -Dijo tomandome por las manos.

-Sueltame, maldito idiota. Eres un estupido por no darte cuenta que jugué contigo todo este tiempo.

Y en ese instante, la puerta de abrió y entraron unos veinte policias con arma de plástico y tomaron a Erik inmovilizandolo.

-Buena suerte en tu nueva vida, Erik. -Dije mientras se lo llevaban. El gritaba mi nombre.

El se fue gritando con fuerza mi nombre.

Cuando atravesó la puerta, el departamento quedo en silencio y comenzó mi nueva vida.

Obviamente mi pecho dolia. Lo amaba y creía que iba a amarlo hasta el resto de mi vida.