«Nos mudamos a Los Ángeles, nos mudamos a Los Ángeles, nos mudamos a los…» La frase se repetía en mi memoria como un disco rayado. ¿Nos mudábamos? ¿A otro país, otro continente, al otro lado del mundo, lejos de Waliyha, mis amigos y toda la gente que me importa? Bueno, sí, aparentemente a mi madre no le importa mucho. Y aunque estoy enojado con ella por haber tomado esa decisión tan apresurada, no puedo culparla. Entiendo que ella quiera escapar de este lugar porque… yo también quiero.
Luego de la separación de mi padre ella entró en depresión. Waliyha y yo no sabíamos qué hacer para sacarla de ese foso dónde ella había caído, pero por suerte resurgió entre su oscuridad por nosotros. Ella fue lo suficientemente fuerte para luchar contra eso y volver para nosotros. La amaba demasiado. Pero eso no quitaba la parte donde dejábamos todo lo que había obtenido en los últimos diecisiete años.
¿Eso no importaba?
--Te echaré de menos --Grace me acarició un lado de la cara e, instintivamente, me apoyé contra su mano cerrando los ojos ante la sensación de conformidad. Se sentía bien estar así, todavía no podía creer que no la volvería a ver. Al menos no en una fecha cercana. Solté un suspiro por fin abriendo los ojos. Ella me observaba con los labios rectos, seria, pero con sus ojos llorosos. Ella no era de las que lloran. De hecho, decir que la he visto llorar un par de veces a lo largo de nuestro noviazgo sería mucho.
--Yo te extrañaré más --la atraje hacia mí, no quería que viera que mis lágrimas estaban apunto de desbordarse. No era débil, no. Su cuerpo cálido se apegó al mío y, casi como si fuera una broma de la vida, aquel había sido el mejor abrazo que me había dado. O eso sentí. Su rostro se enterró en mi pecho justo por encima del corazón, el cual estaba latiendo fuerte por lo que estaba apunto de pasar.
--Zayn --carraspeó mi madre detrás de nosotros --. Tenemos que irnos.
Grace se separó de mí agachando la cabeza. Ella probablemente llorara cuando me fuera, o quizás no, nunca lo sabré. Stuart estaba unos pasos más allá con las manos en los bolsillos, luciendo apagado. Él me miró esbozando una sonrisa triste.
--Espero que allá los americanos sepan apreciar tu talento.
--También lo espero.
Nos quedamos en silencio unos segundos. No teníamos nada que decir. De pronto, sus brazos me rodearon fuertemente. Me palmeó la espalda un poco antes de separarse.
--Que te vaya bien, hermano.
Asentí sin decir nada, el nudo era demasiado fuerte. Me giré hacia mi madre, la cual estaba junto a Waliyha. Sabía que aunque era su empeño irse a Los Ángeles, ella no quería separarse de su pequeña. Mi madre abrazó una vez más a mi hermana, susurrándole cosas alentadoras para que dejara de llorar. En algún lugar del aeropuerto mi padre estaba viéndonos, esperando a que nos fuéramos para llevarse a Waliyha con él.
No le importó despedirse, y así era mejor. Si moríamos en el avión el peso de la conciencia terminaría por matarlo. Por encima del hombro de mamá Waliyha me vio, sus ojos enrojecidos acumulándose más lágrimas. Sinceramente, no sabía cómo estaba permaneciendo entero de todo esto, pero estaba seguro que me derrumbaría en cualquier momento. Mamá se dio cuenta que yo estaba atrás y se apartó, dándome la oportunidad de abrazarla.
Ella se tiró en mis brazos apenas estuvo libre.
--No se vayan. Los extrañaré mucho. Por favor, escúchenme y no me dejen. --eso terminó por quebrarme. Mi hermana sollozaba en mi pecho a llanto suelto, abrazándome a ella con fuerza como si eso fuera a impedir que dentro de veinte minutos saliera el avión y me marchara. Tomé todo el valor posible para hablarle.
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Surrender | Zayn Malik |
Teen Fiction❝ --No puedes decir que estoy dejándote, porque nunca me tuviste.❞ Ésta novela tiene lenguaje fuerte, drogas, sexo, y relaciones homosexuales. Leerla bajo tu propio riesgo. #199 en adolescentes #540 en romance