La semana pasó sin contratiempos, y yo ya tenía deberes que hacer. Un par de exposiciones y varias asignaciones, también. Tenía un nuevo grupo de compañeros. Eran amigos de las chicas, y me sentí aliviado al saber que no compartiría el resto del año con solo mujeres. No me malinterpreten, simplemente no me habría extrañado si comenzaran rumores de que yo era gay.
Habíamos quedado en reunirnos en casa de Sam, ya que yo estaba en plena mudanza, el apartamento de Cristina era muy pequeño y la casa de los otros dos chicos no estaban disponibles. Cristina se ha sentido más… liberal conmigo, por así decirlo. Creo que por fin empieza a superarlo. Es una gran chica, y muy chistosa, a diferencia de Sam, que aunque es simpática también es callada en ocasiones.
Estaba camino a casa de Sam sobre mi nueva patineta, que aunque no tenía nada que envidiarle a la anterior, ya me había encariñado con ella. Sam vivía en la misma urbanización que yo. Una suerte, porque no quería tomar el bus a cualquier sitio, además de que no conocía nada. Probablemente me perdería. Cuando Sam abrió la puerta con una sonrisa, supe que ya habían llegado todos por el ruido proveniente de la sala.
––Hola.
––Por Dios, sí que son ruidosos ––repuse yo, tomando mi patineta y ajustándome el bolso. Ella cerró la puerta tras de nosotros.
––Ni te lo imaginas ––me guió por un corto pasillo que dio a la sala, donde todos estaban sentados en el suelo. Pude ver a Cristina lanzándole papeles a Louis, un chico igual de hiperactivo que ella, a Liam anotando algo en su cuaderno. Había notado que él era el responsable de todo el grupo. Seguramente él había sido el único que había investigado sobre el autor que nos tocó ––. Eh, chicos, llegó Zayn.
Todos levantaron la vista.
–– ¡Hola, Zayn! ––exclamaron todos al mismo tiempo. Sonreí complacido. Idiotas.
––Eh, ¿qué están haciendo? ––me senté entre Liam y Louis. Me incliné un poco hacia el primero y, efectivamente, pude leer el nombre de Pablo Neruda.
––Investigando ––respondió Louis al tiempo que esquivaba un zapato de Cristina ––. ¡Eh, ese no vale!
A mi lado, Liam negó con la cabeza y yo reí.
––En serio, me pregunto porqué me meto con ustedes si no hacen nada.
Sam se irguió, indignada.
–– ¡Yo sí hago!
––A veces ––corrigió ––. Todos son unos irresponsables sin remedio. ¿Cómo es que han pasado de año?
––Existe algo llamado “copiarse” ––contestó Cristina, mirándose las uñas.
Liam abrió la boca, pero no estaba sorprendido. Me encantaban este tipo de situaciones, eran divertidas.
––Eso está mal.
––Está mal para ti, pero es genial. Sientes la adrenalina cuando crees que un profesor te descubre.
Liam volvió a negar.
––Enfermos.
Todos nos echamos a reír.
–– ¿Qué me toca a mí, Liam? ––Sam se puso con las piernas en forma de indio frente a él. Cristina se distrajo un momento y recibió una bola de papel de lleno en la cara.
–– ¡Hey! ––protestó ––. Soy una chica.
–– ¿De veras? Estaba empezando a dudarlo. ––Louis hizo un gesto con la cabeza.
Cristina le lanzó otro zapato.
En serio, ellos eran un completo desastre. Yo podría decir que a Cristina le gustaba Louis de no haber notado la manera que miraba a Liam. Casi podía ver corazoncitos en donde estaban sus ojos. Me pregunté porqué Grace no me miraba de esa manera. Cristina era, por lo que había visto la última semana, algo saltona. De esas personas que pasabas la vista y tú las notabas. Tenía el cabello rubio, casi plateado, y los ojos de un azul intenso. No era ni alta ni bajita, y tenía un humor genial. Podría encajar a la perfección con Liam, que era más tranquilo y sereno, se complementaban.
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Surrender | Zayn Malik |
Teen Fiction❝ --No puedes decir que estoy dejándote, porque nunca me tuviste.❞ Ésta novela tiene lenguaje fuerte, drogas, sexo, y relaciones homosexuales. Leerla bajo tu propio riesgo. #199 en adolescentes #540 en romance