Capítulo 32

6.2K 367 14
                                    

Apenas llegamos a mi casa, fuimos a la cocina. Mi madre trabajaría hasta dentro de un par de horas, así que teníamos tiempo.

–– ¿Qué quieres comer? ––le pregunté abriendo el refrigerador.

–– ¿Me cocinarás? ––inquirió ella ––. Espera, ¿sabes servirte un vaso de agua?

La miré, siendo sarcástico, y le rodé los ojos.

––Já-ja-ja. Qué graciosa.

––Lo digo en serio. Es impresionante. ¿Qué sabes cocinar?

––Pasta es lo único que sé hacer.

Sam me miró, echándose a reír.

––Era muy bueno para ser cierto.

––Cállate y aprende.

––Puedo enseñarte a ti, en realidad. Así que mira ––se separó de la barra, buscando dentro de los gabetines una olla. La lleno con agua de grifo y luego la puso al fuego ––. Esto es una olla con agua. La pones al fuego y debes dejarla hervir para luego echarle la pasta. Luego te explico ese paso, realmente es muy difícil.

Le estreché los ojos pero una sonrisa tiró de mis labios involuntariamente. Me le acerqué, poniendo ambos brazos a sus costados y dejándola acorralada en la barra. Ella los miró, enarcando una ceja.

––A ver, señorita chef, ¿qué más sabe cocinar?

––Sé cocinar muchas cosas. Pescado, sopa, espagueti, que es mucho más bueno que el tuyo, estoy muy segura ––solté una carcajada limpia ––. Pero si te las digo no terminaría hoy.

––Estas muy vanidosa hoy.

Se encogió de hombros.

––Tengo que estarlo. Tengo al mejor chico de todos, debo presumir.

Me debía ver como un estúpido sonriendo de esa manera.

––Tengo hambre, pero no de las cosas que tú dijiste.

–– ¿Ah, sí? ––Preguntó –– ¿Entonces de qué?

––De ti.

No esperé que respondiera, sólo me lancé a sus labios para devorarlos. Quería estar cerca de ella lo más posible, y no importaba las veces que nos hayamos besado ––que no han sido muchas ––, no podía obtener suficiente de ella. Mis manos treparon por su cuerpo y volvieron a bajar, deteniéndose en su trasero.

Al fin podía tocarlo luego haberlo mirado desde lejos por mucho tiempo.

––Vamos, Romeo ––me dijo apenas nos separamos. Tenía la respiración agitada ––. Debemos comer.

Yo asentí, sonriendo, dejándola ir. Escuché un tintineo de llaves y la puerta principal siendo abierta.

–– ¡Zayn! ¿Estas en casa?

––Sí, en la cocina, mama.

Mi madre apareció por la puerta de la cocina, luciendo agotada, pero sus ojos brillaron cuando vio a Sam preparando la pasta.

––Oh, Sam, no sabía que vendrías.

––Fue algo inesperado, en realidad ––respondió ella caminando hacia mi mama para saludarla. Se dieron un beso en la mejilla –– ¿Cómo está, señora?

––Estoy algo cansada, pero dormiré un raro y luego estaré como nueva. ¿Qué estás preparando?

––Pasta. Es lo único que Zayn sabe cocinar.

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora