Louis se fue luego de una discusión sobre cómo era posible que él no se diera cuenta con qué género se besa. Quiero decir, ¿quién no se daría cuenta si una mujer tiene senos o no? Independientemente de lo largo que lleve el cabello ––Louis lo había dicho como defensa ––, o que no tenga mucha delantera, ¡uno debe darse cuenta!
Sin embargo, Louis le echó la culpa el alcohol ––como es típico. Y el tema quedó zanjado. Se fue cuando mi madre volvió, diciendo que en unos días me darían el alta. Se había adelantado dado mi rápido progreso. Los días siguientes pasaron sin más contratiempos; recibía visitas de Louis constantemente, y de los chicos también. Había decidido que Louis les contara, ya de por sí era extraño haber faltado una semana entera sin razón aparente.
No me juzgaron aunque podía ver en sus miradas lo decepcionados que estaban de mí. Como era de esperarse, Cristina se ofreció en querer ser parte de las peleas. Pero Harry sí me lanzó su buen sermón. Primero por haber sido la causa de que su novio tuviese que haber ido a un lugar de tan mala muerte como ése, y segundo, por haber sido la causa de haber tenido a Louis de un humor de perros los días anteriores. Y, como si fuera colmo, me echó la culpa de haber arruinado su fin de semana de encanto.
Por más que sabía que me lo merecía ––decía mucho eso últimamente –– no podía evitar sentirme un poco divertido por su reacción.
Me hacía recordar a un gatito empapado molesto con la lluvia.
–– ¡Iba a ser un fin de semana genial, y tu lo echaste a perder! ––refunfuñó él queriendo parecer rudo. Debía concederle, al menos, que nunca lo había visto así.
Louis me guiñó el ojo detrás de él.
––Harry, creo que él tiene suficiente con su madre, Sam y yo.
Relajó sus hombros, pero aún seguía con el rostro contraído. Cuando se fue, sólo quedaban Liam y Cristina.
––Aunque Harry se enfocó solo en Louis, tenía razón ––razonó Cristina, mirándome de forma reprobatoria. ¿Este era el día de las primeras veces? Porque, sin lugar a dudas, jamás había la visto tan seria.
Liam asintió.
––Es cierto, Zayn. Debiste haber pensado mejor. O al menos decírnoslo para darte un consejo de cómo podrías arreglar las cosas.
––Lo sé, chicos, y lo lamento ––respiré hondo ––. Ahora, ¿quieren decirme cómo está Sam? Louis sólo me dice lo trivial.
Cristina bajó la mirada.
––Ella está bien, supongo. Aunque me dijo que tenía pesadillas. Solo duerme pocas horas por las noches ––aquello me hizo encogerme en la camilla ––. Pero está bien, dentro de lo que cabe.
Pasaron varios segundos antes de que decidiera hablar.
–– ¿Creen que quiera volver conmigo?
Cristina me regaló una sonrisa cálida.
––Ella te quiere, Zayn. Muchísimo. Claro que quiere volver contigo. Pero no puedes esperar a que ella te reciba con los brazos abiertos luego de esto ––ahora sabía porqué Cristina era mejor amiga de Sam. Tenía este lado maduro y serio que inspiraba confianza ––. Creo que debes darle un poco de tiempo. Pero no mucho. Ya sabes, uno no puede descuidarse tanto. Sólo el suficiente para que ella se recupere y pueda perdonarte.
–– ¿Estás segura que ella lo hará? ¿Perdonarme?
––Eso es lo que ella más quiere. En este momento, apuesto que está pensando en ti, intentando encontrar una forma de perdonarte. Al final, ella lo hará porque te quiere ––sonreí ante la mención de quererme. Era algo maravilloso que alguien, además de mí, pudiera ver que Sam me quiere ––. Pero alto ahí, Romeo herido. No porque seas el británico más guapo en Estados Unidos tienes derecho a hacerle algo como eso otra vez a ella. Si quieres que te perdone sólo por eso, entonces te digo que te vayas por donde viniste. ¿De acuerdo?
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Surrender | Zayn Malik |
Teen Fiction❝ --No puedes decir que estoy dejándote, porque nunca me tuviste.❞ Ésta novela tiene lenguaje fuerte, drogas, sexo, y relaciones homosexuales. Leerla bajo tu propio riesgo. #199 en adolescentes #540 en romance