Capítulo 20

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–– ¿Se puede saber dónde te habías metido? ––mi madre preguntó mirándome con furia. Waliyha se había ido en busca de ropa limpia, así que estábamos solos. Se acercó a mí, olfateando el aire ––. Y para colmo, hueles a alcohol.

––Estaba visitando a Grace.

Me di la vuelta para no verle la cara. No quería ver esa expresión de lástima que siempre pone cuando le digo algo malo me ha pasado.

–– ¿Y estaban bebiendo? ¿A las cuatro de la tarde?

––No, mamá. Ella estaba disfrutando con Stuart. Yo sólo salí por allí.

Busqué mi ropa para bañarme y quitarme la asquerosidad que sentía por mí mismo, aunque eso no pudiera quitarse. Hubo un silencio.

–– ¿Con Stuart? ¿No estaba contigo?

––No.

No preguntó nada más, por suerte, porque no pensaba decirle nada más. Me metí al baño, pensando en los días que me quedaban por delante antes de regresar a Los Ángeles. Pensé en Sam, y apenas salí de la ducha la llamé.

–– ¿Cómo te fue? ––una llamada a larga distancia me costaría un dineral, pero lo único que quería era saber sobre ella.

–– ¡Increíble! ––gritó a través del teléfono. Saber que está feliz me hace sonreír ––. Fueron todos, sólo faltabas tú.

––Lo siento.

No me arrepentía de venir a Londres, porque sino lo hubiera hecho quién sabe cuanto tiempo más hubiera estado sin saber nada ––sin contar el tiempo que aún no sé en el que viví engañado. Pero deseaba estar allá con ella. Deseaba llevarme a Waliyha y a mamá, y estar con Sam.

––No te preocupes ––podía percibir la sonrisa en su voz –– ¿cómo la estás pasando?

Terrible.

––Genial. Wailyha está feliz, cenaremos juntos.

––Bueno, yo ya he cenado, pero todo también está genial ––miré la hora en el reloj de pared, eran casi las seis y media.

–– ¡Lo siento! No recordé la diferencia de horas…

––Tranquilo, todavía estaba despierta. Estamos esperando el regalo de Alec ––me calmó, riéndose ––. Mándales saludos a tu madre, y a tu hermana.

––Seguro. Y tú a la tuya.

––Bien. Feliz navidad.

––Feliz navidad ––dije, al tiempo que colgaba. Mi madre había entrado a bañarse, y Waliyha acababa de entrar a la habitación, ya arreglada y con sus mejores ropas –– ¿Se puede saber quién te dio permiso de vestirte así?

––No seas ridículo ––bufó ella divertida. Se quitó el abrigo pero se dejó la bufanda ––. Oye, mírate, te hubieras visto guapo de no ser por los golpes que tienes en la cara. Oh, lo siento, ésa es tu cara normal.

Sonreí sarcásticamente.

––Ja-ja-ja. Muy graciosa. Mira que tú tienes monos en la cara y no te digo nada.

––Y tú…

––Chicos, por favor, es navidad ––mi madre apareció ya vestida. Le faltaba maquillarse pero para mí estaba genial, con su cabello castaño liso y la ropa sin arrugas ––. Oh, Waliyha, estás bellísima.

––Lo sé ––mi hermana hizo un gesto de superioridad, a lo que yo rodé los ojos ––. Tú también, mamá.

–– ¿Puedes ayudarme con el maquillaje?

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora