Capítulo 31

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––Hasta que por fin lo dices ––reprochó, y luego tomó mi cara para plantarme un beso en los labios. Fue dulce y a la vez apresurado, teníamos hambre del otro. Nos separamos antes de que alguien nos viera ––. Estuve esperando esa línea desde que te conocí.

Enarqué una ceja, divertido.

–– ¿Ah, sí?

––Por supuesto. Era totalmente sexy que estuvieras muriéndote en plena calle.

Solté una carcajada y volví a besarla.

–– ¡JOVENCITOS! ––el grito nos hizo saltar lejos del otro. La bibliotecaria nos miraba queriendo asesinarnos ––. No tengo nada en contra del amor juvenil, ¡pero definitivamente no quiero verlo en mí biblioteca! ¡A la oficina del director!

Caminamos con la cabeza baja hasta la puerta principal, conteniendo la risa. Cuando estuvimos afuera soltamos las carcajadas.

––Oh por dios ––decía Sam agarrándose el estómago –– ¿Cuántas veces has ido a la oficina del director este año?

––No lo sé, perdí la cuenta luego de la séptima.

Sam me miró con la boca abierta.

–– ¡Yo sólo he ido dos veces en todo lo que llevo estudiando!

Miré alrededor, los pasillos estaban vacíos dados que estábamos a pleno tercer período.

––Yo puedo solucionar eso ––dije acercándome a ella.

–– ¡Definitivamente no dejaré que me pudras! ––soltó Sam riendo, pero luego me besó.

–– ¡JOVENCITOS! ––gritó por segunda vez la bibliotecaria al abrir la puerta. Nosotros sólo salimos corriendo entre risas.

Me tapé los oídos al escuchar el chillido de Cristina.

–– ¡OH POR DIOS, YA SON NOVIOS! ––saltó emocionada. Yo intentaba no reírme, pero era imposible con ella ahí pareciendo una rara especie de duende saltarín. Se colgó del cuello de Sam –– ¡Sam, por favor, por favor, tienes que prometerme que me dirás cuando tengan sexo!

–– ¡Cristina! ––exclamó Sam, abochornada. Si no estuviera tan divertida la situación, yo también me fuera sentido abochornado. Liam intentó separarla de Sam, haciendo una cara de ¿por qué, señor?

––No tienes porqué avergonzarte. Yo te dije cuando Liam y yo lo hicimos.

–– ¡Cristina! ––esta vez fue Liam, con la cara totalmente roja.

Ella sólo rodó los ojos.

––Oh, vamos. Es mi mejor amiga. ¿Acaso no les has contado a los chicos?

–– ¡Por supuesto que no! ––Gritamos los dos ––. Además, sería asqueroso ––completé yo haciendo una mueca de asco.

–– ¿Es en serio? ––inquirió Cristina, luego se volteó hacia su novio ––. Qué gay eres.

Liam levantó las cejas, luciendo indignado.

–– ¿Ah, sí? Pues así no me decías anoche en tu casa ––quise taparme los oídos de nuevo ––. ¿Qué era lo que gritabas? Ah, claro: Oh, Liam… por favor… no-

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora