Capítulo 26

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–– ¿Así que sólo apuestan por ti y ganas el treinta por cierto del dinero? ––preguntó Sam mientras observa a Tim vendarme la mano. Estiro los dedos para que la tela blanca pase entre ellos bien firme, así por lo menos evitaría que mis nudillos salgan muy lastimados y me ayuda a dar un golpe firme.

Ella no ha dicho nada sobre la pelea desde que nos encontramos en el lugar, aunque desde que llegó tiene el entrecejo fruncido. Ya me había hecho la idea de que a Sam no le agradara para nada esto por más que hubiera aceptado venir conmigo.

Me pregunté si fue buena idea dejar que ella estuviera aquí, si no sería mucho para ella tal y como la otra vez. Podría salir más golpeado que la vez anterior, o podría golpear a mi oponente tan fuerte que…

––Ése es su trabajo ––responde Tim por mí al ver que yo estaba distraído. Se inclina un poco hacia mí ––. Concéntrate, muchacho ––me da unas palmaditas en la mejilla antes de sonreírme.

Afuera, puedo escuchar el bullicio de la gente. Ya me estaba acostumbrando a la inyección de adrenalina que sentía cuando escuchaba decir mi nombre ––o mejor dicho, mi apodo ––al anfitrión. El tirón de energía era incomparable, y más cuando salía al ring y veía a mi oponente. Sentía que podría acabar con él.

Tim me indicó que me posicionara detrás de las puertas de metal oxidado. Ya casi era hora. Sam se acercó a mí, algo dudosa. Suspiró cuando llegó a mi lado.

––Espero que salgas vivo de esta, ¿de acuerdo?

––Tranquila, bonita ––dije sonriéndole ––. Estaré de vuelta en un rato y con dinero para invitarte a cenar.

Luego de anoche, no habíamos tocado el tema de la canción. Me avergonzaba un poco lo cursi y patético que me había puesto al cantarle esa canción, pero recordar la forma en que ella me miraba, como anhelante, era suficiente para olvidar el bochorno.

Sam sonrió.

––Ve por ello, tigre.

Un chasquido se escuchó desde la otra puerta, por la que habíamos entrado para no ser vistos. Dos personas entraron al lugar. Al parecer Tim los conocía porque se levantó al instante.

–– ¿Este es el chico, Tim? Vaya ––se burló uno de ellos, el que parecía mayor.

–– ¿Qué estás haciendo por aquí? Deberías estar aconsejando a tu participante.

––Él no necesita consejos. No es un novato ––eso era una indirecta para mí, pero me dio igual. Novato o no, los entrenadores de los participantes comenzaban a verse preocupados respecto a mi técnica de pelea, según me había dicho Tim. Yo le había preguntado cómo siquiera podían pensar eso si en casi todas mis peleas había perdido, pero Tim respondió que la resistencia era mejor que la fuerza.

––Verás, si eres fuerte podrás golpear, pero te cansarás en algún momento. Pero si eres resistente, podrás soportar los golpes hasta que tu oponente se canse y entonces empezar a atacar. Eso sin duda es mucho mejor que ser fuerte. ––me había dicho Tim.

Me di cuenta que el otro chico no paraba de mirar a Sam, así que di un par de pasos hasta de colocarme frente a ella. No me gustaba que éste tipo de gente la mirara.

Mi entrenador soltó una risa irónica.

––Será muy novato, pero por algo has venido aquí, ¿no? Y es a ver si es tan bueno como dicen ––repuso él sin inmutarse ante el cambio de mirada del hombre ––. Vamos, Kilam.

Había decidido que mi apodo sería mi apellido al revés. Nada de nombres parecidos a los de superhéroes, sólo mi apellido al revés. Nadie podría adivinarlo, y mi apellido era lo suficientemente complicado como para adivinarlo. Me puse de nuevo frente a las puertas cuando vi que Tim y Sam se iban por uno de los pasillos hasta las gradas.

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora