Capítulo 34

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Zayn

 

Cuando me desperté todo estaba a oscuras. Por un segundo pensé que estaba en mi habitación y todo había un sueño, pero luego vi a mi madre sentada a mi lado, durmiendo en ese sillón incómodo, y todo se vino abajo. Yo estaba en el hospital con un tubo en la garganta, sin poder hablar o siquiera moverme. Me dolía cada fibra de mi cuerpo, incluso parpadear requería un esfuerzo sobrehumano.

Mis manos se pasearon alrededor de la cama en un intento de llamar la atención de mi madre, pero no había nada en ella. Era plena medianoche, así que l cansancio me venció y me dormí de nuevo.

La segunda vez que me desperté estaba amaneciendo y mi madre se había ido, pero había una enfermera en mi habitación pasando revista. Cuando me vio abrir los ojos salió corriendo afuera, volviendo con un doctor. O mejor dicho, Riley. Mi cerebro colapsado no había recordado hasta luego de unos minutos qué hacía él aquí, pero desde luego, Riley era médico.

––Hey, Zayn. Nos diste un buen susto ––Él se escuchaba feliz de verme, pero se veía muy serio. No pude contestar su saludo ya que un tubo me atravesaba la cara. Con algo de voluntad pude levantar mi brazo, señalando mi boca ––. Oh sí, tuvimos que entubarte. Llegaste con un pulmón perforado, lo que provocó que te operáramos para repararlo, así que mientras sane por sí solo debes estar con eso. No debes preocuparte, con los medicamentos que te estamos administrando sanará rápido, más tardar un par de días.

Asentí un poco, me sentía incómodo. Desvié la vista alrededor de la cama, mi pierna estaba vendada.

––También te hicimos una sutura allí, pero no fue muy grave, algunos puntos solamente, así que pronto podrás jugar fútbol. Claro, si es que tu madre te deja salir alguna vez de casa ––lo miré cuestionándolo ––. Yo estaba de guardia el día que llegaste –– ¿el día que llegué? ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? ––, y apenas te vi llamé a tu madre. No podías ocultarle algo así, y era mi deber. Llegaste muy grave, casi te perdimos dos veces. Te llevaste al menos tres bolsas de sangre en la operación, y otras dos para recuperarte. Por poco no la cuentas ––él suspiró, mientras se movía hacia el suero a mi lado. De la pequeña mesita sacó un medicamento y lo administró en el suero ––. Tu madre llegó como loca, estaba teniendo un ataque de nervios. Por suerte pude tranquilizarla, pero ella está muy enojada, quiere un explicación de cómo recibiste dos puñaladas si estabas en un “practicando” para el juego. Y también quiere saber, con muchos detalles, porqué ibas drogado.

Inmediatamente mis ojos volvieron a él, mi cabeza giró como el exorcista. Riley se echó a reír.

–– ¿Pensabas que no lo sabría? Los efectos se habían ido. Tuvimos que hacerte un análisis de sangre para saber cuál era tu tipo, y allí encontramos rastros. Metanfetaminas. Muy difíciles de conseguir, eh. Debieron valer mucho.

Quería decirle que no las había comprado, que había sido mi primera vez tomando drogas, defenderme de alguna manera, pero no podía. Riley suspiró, negando con la cabeza.

––Chico, sé que no soy nada tuyo, ni tengo porqué estarte ordenando cosas, pero quiero aconsejarte ––él me miró fijamente con sus ojos verdes, aquellos donde fácilmente podías deducir que era médico ––. Puedes no hacerme caso, pero no quiero verte consumido cuando tuve la oportunidad de ayudarte. No te conviertas en algo que en un futuro, puedas llegar a arrepentirte. Tienes un futuro brillante, Zayn. Puede que tú no lo veas, pero nosotros, los adultos, sí lo hacemos, porque hemos vivido más y sabemos que a chicos como tu les espera una buena vida. Ya sea de jugador de fútbol, médico, bombero, lo que sea que quieras ser, lo harás. Pero si te dejas vencer por los impulsos de la juventud… ––él lo dejó en el aire, pensando lo que diría –– en el futuro te lamentarás.

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora