Surrender | Zayn Malik |

Capítulo 30

–– ¿Hola? Tierra llamando Zayn, ¿hay alguien en esa cabeza hueca? ––Cristina golpeteó mi cabeza con sus nudillos, como si fuera algún tipo de puerta. La miré estrechando mis ojos ––. Oh, qué intimidante. No, de verdad, estoy que me hago pis del miedo.

Rodé los ojos, volviendo mi atención a la comida. La sonrisa de Cristina fue desapareciendo poco a poco.

–– ¿Te pasa algo? ––preguntó por lo bajo, intentando que nadie en la mesa escuchara ––. Has estado distraído todo el día.

Me encogí de hombros.

––No es nada, en realidad. Tal vez sea el SPM.(*)

––Podría creerte si tan solo los chicos tuvieran el período ––me dijo sonriendo ––. Vamos, Zayn. Puedes confiar en mí.

–– ¿De verdad? Digo, estuviste apunto de matarme.

––Oh, ya déjalo.

Solté una risa.

––No es nada, Cristina. En serio.

Ella sólo esperó, con los ojos estrechos, y luego me blanqueó la mirada.

––Cuando estés dispuesto a hablar, me avisas.

Cristina se volteó para seguir hablando con Liam. Ellos tenían realmente algo de tiempo juntos, como cuatro o cinco meses, no lo recuerdo. Al verlos, algo me hizo revolver el estómago. No como al principio, que me daba algo de fastidio verlos besarse siempre. Esto era diferente, como si… sintiera celos. Yo quería estar de esa manera con Sam, quería tomarle de la mano, abrazarla cuando yo quisiera.

Sin embargo, no podía permitírmelo.

Louis, del otro lado de la mesa, me lanzó una patada por debajo. Me dio una mirada larga, y yo sabía qué significaba.

Hablaremos luego.

–– ¡¿Te has vuelto loco?! ––exclamó Louis apenas le conté.

––No tienes de qué preocuparte…

–– ¡Y para rematar me dices que no me preocupe!

––Estás siendo histérico. Saldré de esta, yo sabré como…

––Pues, por lo que me dices, tendrás que matarlo. ¿Escuchas, Zayn? ¡Matar a una persona! No importa lo malditamente delincuente que fuera, sigue siendo una persona ––tomó un respiro, jamás lo había visto tan enojado, ni siquiera con Matt –– ¿Quieres convertirte en un asesino? ¿Eso quieres?

No respondí.

Louis se agarró del cabello, y luego me dirigió una mirada determinada.

––Rechaza la pelea. Salte de eso. No es posible que te quedes de brazos cruzados dejando que te maten.

–– ¡No puedo salirme de esto! ––le grité de vuelta, algunos de primer año nos voltearon a ver curiosos. Traté de bajar la voz ––. Esto es peleas clandestinas. Es prácticamente mafia. No puedo acusarlos con la policía, porque vamos, Louis, ¡yo soy cómplice! Nadie me amenazó para meterme en esto.

Louis se quedó viéndome, negando con la cabeza pareciendo decepcionado. Su mirada me hizo sentir como si me clavaran mil cuchillos.

––Debe haber alguna forma…